Desde la geomorfología que condicionó el surgimiento del Istmo de Panamá (como lo indicaba el científico panameño el doctor Abdiel Adames) nuestro territorio ha sido una zona de tránsito por excelencia, que en diferentes momentos de la historia y de la modernidad, ha sido siempre el epicentro y punto de difusión de la más diversa riqueza cultural, natural y en su rol como centro de referencia para la Región de las Américas y el mundo.
De un océano a otro y luego al mundo, para nadie es un secreto que el Canal de Panamá genera aproximadamente un 7% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Podríamos decir también que 7 de cada 100 dólares aproximadamente provienen de una cuenca estratégica como lo es la del río Chagres, esta podría considerarse como uno de los recursos más valiosos para el consumo de agua de nuestra población y del valor de uso para la industria marítima internacional; lo que sin lugar a dudas, ha facilitado la entrega al país de unas 2,544.5 millones de razones portadoras de un mensaje de confianza que en su esencia permite desde mi perspectiva, comunicar que existe una relación indisoluble entre el Canal de Panamá con el país al que se debe; y de que este bien, que es de todos los panameños, se administra con eficiencia pensando en cada uno de sus accionistas.
Por lo dicho, más allá de la crítica vacía, menciono siempre que la manifestación del resultado habla sobre la intención, ya que directamente su actividad económica genera un impacto acumulativo sinérgico bajo la fórmula (23 por 23) esto es, más de 23 mil millones de dólares en 23 años de administración panameña, casi la mitad de la deuda externa del país. Pero la sinergia no es solo por acumulación dentro de la fórmula mencionada, es también por dinamización de la economía, ya que no es lo mismo capital circulante dentro del país, que dinero fresco ingresado en suelo patrio desde los mercados internacionales, esto cambia el algoritmo debido a que inyecta colágeno que refresca el rostro de la economía, lo que traducido en sectores conexos como lo es el turismo dentro del sector el terciario, mostró a septiembre 2023, un aumento de 44% con la llegada de visitantes internacionales, comparado con el mismo período del año 2022.
Sea directa o indirectamente en este u otro sector del desarrollo, como dice el adagio popular cuando vamos hacia el interior del país, visitar el Canal de Panamá es como comer empanadas de queso blanco en Capira, una parada obligatoria.
Aunque como Antonio Machado, ilustre poeta español, se hace camino al andar, en materia climática las variables independientes suscitan un cúmulo de incertidumbres que, sin importar la prospectiva en la elaboración de escenarios, estas pueden variar significativamente entre un año y otro.
Así, entonces, por la confiabilidad que otorga la ciencia de los datos, se requiere de manera permanente actualizar estudios y proponer alternativas para una toma de decisiones oportuna que minimicen riesgos, cuando se trata de proyectos de elevado valor para nuestro país como lo son los hídricos.
En este sentido, el efecto sinérgico de lo actuado deja establecido que no es que se llega tarde, todo lo contrario, es que no hay mejor idea que aquella a la que le ha llegado su tiempo y aun administrando la incertidumbre como indicaba el premio Nobel de química 1977, Ilya Prigogine, cada propuesta relacionada con el agua ha requerido como lo determinan las ciencias exactas de medición, cuantificación, verificación y actualización de información; junto a ejercicios de simulación que faciliten navegar responsablemente en la incertidumbre de los tiempos climáticos, sumado a una oportuna gestión social de los proyectos, pensada siempre desde su idea inicial, para una participación informada de las poblaciones. El plato está servido, solo hay que tomar la decisión en alguna esfera gubernamental.
Dijo Octavio Paz, la mucha luz es como la mucha sombra, no deja ver; por eso es clave que los accionistas podamos sentir aún más el latir del corazón del Canal y en cada diciembre junto a los primeros vientos alisios, recibamos con alegría las más de 2 mil millones de razones anuales y 23 mil millones acumuladas de progreso y prosperidad.
El autor es doctor en ciencias, educación social y desarrollo humano