El primero de ellos lo protagoniza Zaqueo, un niño de la comarca Ngäbe. Está en la escuela, delante del plato de la que quizás sea su única comida diaria, y guarda la presa “para mamá”, dice, en una bolsita de plástico. La maestra le insiste para que se la coma, pero él, con cariñoso respeto se resiste y repite: “para mamá”.
En el segundo, un grupo de hombres y mujeres vestidos de blanco, diputados, brindan por su reelección en la Asamblea en un hotel, “open bar”, y beben tragos carísimos. La vicepresidenta de todo ese circo, brinda por su supuesto agresor, el fornido Bolota, pecador esforzado a disposición de Dios.
Un presidente con minúscula, habla paja, sigue engañando al pueblo, no es capaz de llamar al orden a los corruptos de su partido. No hay dinero para educación, ni medicamentos, pero sí para guaro del caro para un montón de runchos ⸺y hasta una princesa⸺, que no lo saben apreciar. Unos burladores vestidos de blanco para vergüenza de todos.
Sigan creyendo que este pueblo es uno u otro partido, sigan votando a la memoria de dictadores muertos y sin ideología práctica para hoy, sigan creyendo en colores políticos que solo representan la misma basura desde que se fundó este país. No se quejen: nosotros financiamos con nuestros impuestos y sustentamos con nuestro voto a los protagonistas del segundo video. Y lo peor, es que muchos están dispuestos a hacer lo mismo si llegan al poder.
La lección, la decencia, la pone un niño de pocos años en el primer video. Los corruptos y bolotaperredistas del segundo, solo merecen una cosa: que Dios les castigue por tomar su nombre en vano. Y lo hará, porque no tendrá, según dice Dios en Su Libro, por inocente al culpable.
Panamá, cada uno de nosotros, tiene que decidir qué video le representa y votar por él. Como sigan los de blanco, terminaremos en un Estado fallido teñidos de rojo.
El autor es escritor