Una declaración conjunta es, por definición, un pronunciamiento acordado entre dos partes. Por eso resulta inaceptable —y profundamente irrespetuoso— que el comunicado publicado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos omita, sin justificación alguna, una de las frases más importantes para Panamá: el reconocimiento claro y contundente de la soberanía irrenunciable de nuestro país sobre el Canal de Panamá.
Esa frase no es decorativa. Es una afirmación esencial que nos define como nación. Apareció en la versión oficial panameña, pero no en la versión en inglés del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Su exclusión no puede tratarse como un error menor. ¿Se trató de un olvido? ¿O fue una omisión deliberada? Cualquiera sea la razón, el mensaje es inaceptable.
Porque no hablamos de semántica. Hablamos del corazón de nuestra independencia, de un símbolo de lucha, de una vía interoceánica construida con sacrificio y recuperada con firmeza. Que esa afirmación desaparezca “en la traducción” es una afrenta a nuestra historia y un retroceso en la confianza mutua.
Reconocer la soberanía sobre el Canal no solo es un gesto diplomático: implica aceptar que la defensa y la seguridad del Canal son responsabilidad exclusiva del Estado panameño. Todo apoyo o cooperación internacional —por útil que sea— debe darse únicamente a solicitud de Panamá, en respeto a nuestra independencia y autodeterminación.
Panamá ha procurado avanzar una agenda seria de cooperación con Estados Unidos, nuestro principal socio comercial. Pero ninguna alianza, por estratégica que sea, puede sostenerse sin respeto a la soberanía y apego a los compromisos firmados.
Y sobre la afirmación de que los barcos de guerra de Estados Unidos transitarán el Canal bajo la fórmula “First and Free”: First, que se refiere al tránsito preferencial, está claramente establecido en el Tratado de Neutralidad. Pero Free, que implica tránsito sin costo, no lo está. Y esa palabra, que puede parecer inofensiva, en realidad contradice abiertamente el Tratado de Neutralidad, que prohíbe cualquier trato privilegiado o discriminatorio en el uso del Canal. En Panamá, el Canal no es un regalo. Es un servicio estratégico, sujeto a reglas que garantizan equidad, neutralidad y respeto.
En un segundo comunicado conjunto —esta vez entre el Secretario de Defensa de Estados Unidos y el Ministro de Asuntos del Canal— sí se reconoce la soberanía de la Autoridad del Canal de Panamá y se acuerda que cualquier tratamiento preferencial debe canalizarse mediante un mecanismo de compensación de costos, sin jamás violar la neutralidad.
El Tratado de Neutralidad no es un adorno jurídico. Es la única garantía que tiene el Canal, y Panamá, para mantenerse al servicio del mundo con independencia, transparencia y reglas claras. Solo de pie sobre ese tratado, con la frente en alto y la dignidad intacta, podremos seguir avanzando.