Si eres un profesor honesto que constantemente está velando por lo mejor para tus estudiantes, nada de lo que está escrito acá es contigo.
Se ha hecho público lo mal que está nuestro sistema educativo. Medio Panamá ha salido a la calle a solicitar mayor inversión estatal para mejorarla. Y a pesar de esto ser importante, no es la enredadera prominente que desnutre el conocimiento que llega a la juventud de hoy en día. El problema nace, sin morir nunca, en la incompetencia docente de las escuelas de este país.
El docente panameño promedio no está capacitado para sacar el potencial de la juventud actual. Se han hundido en un ambiente corrupto, cómodo y negligente, alimentado por un ministerio alcahuete que tiene miedo de exigirles profesionalismo y competitividad.
Me arriesgo a decir que todo comienza en el poder descontrolado que se le ha otorgado al gremio de profesores del país, un grupo organizado que ha logrado poner al Estado contra la pared para exigirles defensas anticompetitivas en todas las esferas académicas.
Pongamos algunos de los problemas que ellos producen: No hay amonestaciones ni consecuencias por el incumplimiento a cabalidad de su labor; infestan a los estudiantes de sus ideologías (acción poco ética); impiden un ambiente competitivo defendiendo el proteccionismo de su labor. ¿Cómo es posible que, por ejemplo, ningún docente extranjero pueda dar clases en una escuela (y hasta universidad) pública? Muchos de ellos están mejor preparados que lo que tenemos dentro de nuestro límites. Soy firme defensor de que el profesional extranjero capacitado debería dar clases en este país. No hay nada mejor que las perspectivas frescas de personas que no nacieron contaminadas por nuestro sistema.
El sistema educativo de Panamá tiene a los estudiantes memorizando información, muchas veces inútil, cuando debería estar entendiendo y buscándole maneras de que sea útil. El sistema mata la curiosidad innata de nuestra especie con profesores que te dicen que tienes una respuesta incorrecta cuando no transcribe lo que sus textos desactualizados dicen. Pero, no es que en internet haya muchísima información actualizada disponible sobre todas las materias… pero es que ni con eso se puede usar la ironía, porque a duras penas saben usar una computadora. Ni hablemos de redes sociales, llenas de horrores ortográficos en cuentas como las de La Asociación de Profesores de la República de Panamá (Asoprof), que dan vergüenza ajena.
“Estamos atados a lo que el Meduca establece que debemos enseñar”. No te veo protestando ni cerrando calles para hacer una actualización integral en el pensum académico. Solo veo excusas de un funcionario que se ha dejado absorber por un sistema corrupto y negligente cuando debería ser el primer bastión de batalla en contra de la negligencia y a favor de la excelencia.
Si realmente queremos cambiar este país desde lo más profundo, tenemos que comenzar a ponerles métricas profesionales para que lleven a cabo su labor.
El autor es miembro de la Fundación Libertad