El acceso y manejo del agua nos convoca a tomar medidas



Es fundamental para las personas acceder al agua y es necesario aprovecharla de manera productiva y sostenible. Esta premisa resulta particularmente importante este día Mundial del Agua, fecha que conmemoramos para unirnos y acelerar los avances necesarios.

Y es que no podemos olvidar que todavía en Centroamérica, a pesar de la abundancia general de este recurso, la agricultura familiar, las comunidades rurales y las poblaciones indígenas suelen carecer de seguridad hídrica.

La población rural más vulnerable depende de la lluvia y las fuentes locales de agua dulce. Producto de los huracanes y sequías aumentó la inseguridad alimentaria y la pobreza rural.

La falta de agua es más frecuente en territorios que se extienden más allá del Corredor Seco Centroamericano y del Arco Seco en Panamá. Esta carencia se agrava durante los períodos de estiaje, afectando el abastecimiento de agua para consumo, la producción agropecuaria, el empleo y el ingreso.

Los huracanes, tormentas, crecidas e inundaciones son otra amenaza hídrica creciente. En zonas agrícolas anegables aumenta el riesgo de proliferación de enfermedades vegetales, como la marchitez por Fusarium de las musáceas, ante las cuales debemos prepararnos mejor.

Es por todo esto que, este año, Naciones Unidas desarrolla la Conferencia de la ONU sobre el Agua 2023, evento que pretende acelerar los cambios necesarios para que la población mundial pueda tener acceso a agua y saneamiento para el año 2030.

En América Latina y el Caribe, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) tiene el mandato de apoyar a los gobiernos en el acceso y el uso sostenible del agua para la producción agrícola, así como la conservación, el uso eficiente y la gestión de la escasez hídrica, en el contexto de diversas amenazas exacerbadas por el cambio climático.

De ahí que la FAO, en conjunto con los países de la región, impulsa diversas iniciativas para mejorar el acceso, uso y manejo de este recurso, principalmente en lo relativo a riego, resiliencia ante sequía, manejo de cuencas, agua potable, aguas transfronterizas y generación de información. Sin embargo, aún falta mucho por hacer.

Debemos seguir invirtiendo en infraestructura, tecnología e información, así como en capacidades locales. Las soluciones de manejo del agua deben integrar las necesidades productivas y de consumo, y contemplar, además de las obras hidráulicas, opciones basadas en la naturaleza.

Y finalmente, debemos reforzar los mecanismos de gobernanza del agua, integrando a las instituciones competentes, a los actores sociales y al sector privado.

Recordemos, el agua afecta a todos, por lo que se necesita que todos tomemos medidas.

La autora es oficial de agricultura de la FAO para Mesoamérica


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