Panamá no es como el resto de América Latina. Nuestra economía se basa en servicios: banca, logística, comercio y transporte internacional. Las exportaciones de bienes apenas representan alrededor del 3% de nuestro PIB.
Por eso, aunque los aranceles pueden doler, no nos hunden. Pero hay una amenaza mucho más peligrosa: el IEEPA.
El International Emergency Economic Powers Act (IEEPA) es una ley que le permite al presidente de Estados Unidos declarar una “emergencia nacional” frente a amenazas extranjeras, y bloquear activos, prohibir transacciones y aislar económicamente a países, empresas o personas. Así fue como EE.UU. asfixió financieramente a Venezuela e Irán, entre otros.
Imaginemos ese escenario en Panamá. Si el gobierno de Trump decidiera activarlo contra nuestro país, el impacto sería devastador. La banca panameña, que opera en dólares, quedaría aislada del sistema financiero estadounidense. Las transferencias se paralizarían. El comercio —incluyendo el tránsito por el Canal— se vería afectado. Para una economía basada en servicios internacionales, sería como desconectarnos del mundo.
La amenaza no es hipotética. Hace unas semanas, el presidente Trump advirtió públicamente a Colombia que aplicaría el IEEPA si el gobierno de Petro seguía negando el aterrizaje de vuelos con migrantes venezolanos deportados. El mensaje fue claro: o colaboras, o pagas.
La reciente visita del secretario de Defensa, Pete Hegseth, no fue un simple gesto diplomático. Llegó a Panamá con una advertencia bajo el brazo. Y se fue con varios memorandos de entendimiento firmados.
¿Debió Panamá ceder a las presiones? ¿Tiene la soberanía un precio?
Cada quien tendrá su opinión. Pero lo importante es entender lo que está en juego. Porque el IEEPA no es simbólico. Es un arma real. Y puede ser letal.
El autor es empresario