El deporte es, sin lugar a dudas, una pieza clave en el desarrollo de las personas y las ciudades, ya que sirve para evitar que los niños y jóvenes tomen malos pasos en la delincuencia y el narcotráfico, y en cambio aprendan a ser personas de bien. El deporte exige virtudes humanas como disciplina, generosidad, honestidad, respeto, responsabilidad y liderazgo, entre otras. Sin embargo, lo que debería ser una política de Estado, ha quedado en un mero eufemismo de promesas políticas.
Es curioso que en la provincia que vio nacer al general Omar Torrijos Herrera, fundador del partido que hoy gobierna, el deporte nunca haya sido una prioridad.
Veraguas siempre se ha caracterizado por ser hogar de personas aguerridas. Basta con mirar la moneda de cobre más pequeña del bolsillo y apreciar a Urracá, o recordar la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, cuna de la educación nacional, donde nacen maestros y profesores quienes iniciaron hace un año y también hace un par de meses las dos grandes manifestaciones, justificadas, que presionaron al gobierno a tomar medidas sobre el alto costo de la vida y la prohibición de minería en el país.
Pero, así como Veraguas es cuna de líderes sociales, también es cuna de niños y jóvenes que ven en el deporte una opción de vida.
Lamentablemente, hay algo en común en los distintos deportes en Veraguas, ya sea fútbol, béisbol, básquetbol o gimnasia, ¡no hay estadios!
En la actualidad, se está llevando a cabo el campeonato nacional juvenil y la selección de Veraguas tiene que viajar a Aguadulce para jugar al béisbol en un estadio prestado.
Es curioso que el estadio de béisbol de Veraguas haya sido bautizado con el nombre del general Omar Torrijos y que los gobernantes no hayan hecho nada para, al menos, mantener el estadio en condiciones mínimas en honor al fundador de su partido.
Pero ya podemos imaginar a todos los miembros del partido gobernante recordando y felicitando al general el 13 de febrero por su cumpleaños, cuando el propio Torrijos desearía que pusieran en orden su estadio.
Veraguas ha demostrado que el béisbol es una disciplina muy bien practicada en esta tierra. Recientemente fueron campeones nacionales en categorías menores y representaron a Panamá de manera digna en el campeonato de pequeñas ligas en Williamsport, Canadá. Actualmente, en el campeonato juvenil, están luchando por pasar a la siguiente ronda, a pesar de no tener un estadio propio.
Si nos referimos al fútbol, el estadio Aristocles Toco Castillo, hogar de la selección de fútbol de Veraguas, puede optar al premio a la desidia y al fracaso de una mala administración deportiva. Lleva más de siete años en construcción y no se vislumbra una esperanza cercana de terminarlo y estrenarlo.
En plena Interamericana y en el centro de Santiago, se puede apreciar este monumento a la desidia. Lo más triste es que el año pasado Veraguas fue campeón de la Liga Promoción de segunda división, conocida como Liga Prom, y esto le dio el boleto para ascender este año a la Liga Panameña de Fútbol (LPF), la liga de primera división a la que todo niño desea llegar a jugar. Mientras tanto, se juega en un estadio en Atalaya cuyo césped es artificial, lo cual es muy peligroso para todos los atletas de este deporte.
En cuanto al baloncesto, no hay mucho que decir. Simple y llanamente, no hay estadio. Así es, no existe. El antiguo gimnasio municipal ahora es utilizado como estacionamiento de vehículos. Aún resuenan las palabras del presidente en campaña, prometiendo la construcción del gimnasio, pero esta promesa se convirtió en una vil mentira.
Panamá es un país rico con un presupuesto altísimo. No es justo que los veragüenses tengan el deporte en total abandono. Con tantos millones, deberíamos tener las mejores instalaciones deportivas en cada provincia. Se necesita urgentemente una política deportiva de Estado.
El autor es trabajador independiente.
