Las acciones paliativas para responder al desabastecimiento de medicamentos me recuerdan la historia de un pueblo en la montaña cuyo turismo iba en picada debido a que la carretera era sumamente peligrosa y había muchos accidentes.
Preocupados los habitantes del pueblo se reunieron con el alcalde para pedirle que solucionara el problema de la carretera y el alcalde prometió evaluar todas las opciones para lo que nombró una comisión que luego de varios meses de trabajo y esfuerzo intelectual trajo a la mesa la mejor propuesta que se les ocurrió ...poner una ambulancia al pie de la montaña.
Públicamente se ha reconocido que las compras de emergencia por desabastecimiento crítico y el programa Medicsol son iniciativas temporales para responder cuando ya no hay medicamentos, cuando todo falló y es claro que no resuelven el problema fundamental que es garantizar la integridad y continuidad de la cadena de abastecimiento de medicamentos para que del “no hay” pasemos de verdad al “sí hay” sin sobrecostos ni procedimientos excepcionales.
Lo difícil de entender es porqué como país invertimos energía y tiempo en improvisar procesos nuevos, complejos y hasta experimentales cuando los correctivos definitivos en manos expertas, se podrían implementar a corto plazo.
El desabastecimiento es un síntoma y la raíz de la enfermedad se encuentra en las entrañas de un sistema de salud incapaz de manejar un proceso que en Panamá muchas empresas manejan a diario en forma eficiente, solo hay que preguntarles cómo lo hacen.
Un cliente va al supermercado, agarra una lechuga y en la caja se pesa, de inmediato sale el precio de la compra, el sistema reduce el inventario en forma automática y cuando este llega a un nivel predeterminado, se dispara una orden de compra también en forma automática.
En un almacén de electrodomésticos si no hay un producto, el sistema informático le dice al vendedor en qué sucursal hay y se le despacha al cliente ese mismo día o al día siguiente. El inventario se controla por medios tecnológicos y la orden de compra toma en cuenta el movimiento de las ventas para que se hagan las compras en base a un pronóstico.
¿Por qué en nuestro sistema de salud no podemos hacer lo mismo y en el corto plazo?
¿ Por qué la CSS, el mayor proveedor de salud del país no hace su trabajo y resuelve el asunto como corresponde y se le tira el problema a terceros?
Hay dos razones principales, la falta de competencias institucionales apropiadas y la ausencia de tecnología para manejar los procesos de adquisición, almacenamiento y distribución de medicamentos pues el problema no es solo de compras como lo han hecho ver las autoridades.
Las competencias institucionales se refieren a las habilidades que tiene una organización para conducir sus procesos en forma eficaz y eficiente superando obstáculos sobre la marcha y así poder cumplir con sus objetivos.
En el caso específico de la CSS los resultados hablan por sí solos, y lo triste del asunto es que en la institución hay gente competente y capaz de solucionar los problemas pero, siendo la CSS una organización política, jerárquica con una cultura vertical y centralizada, los talentos no florecen y no hay delegación efectiva quedando todo sujeto a lo que dicte y decida la Dirección General.
Y en cuanto a la tecnología, recientemente y por falta de pagos arruinaron la oportunidad de implementar una robusta plataforma llamada Loghos lo que ilustra otra de las historias de fracasos por pura incompetencia institucional.
Es imperativo que la búsqueda de soluciones para lograr una cadena de abastecimiento de medicamentos confiable esté a cargo de expertos, este es un tema puramente técnico que si por razones políticas se pone en manos de gremios y sectores, quedará como en la anécdota del comité al que en los primeros días de la creación se le encargó diseñar un caballo y lo que entregó fue un camello.
El país no puede partir de la premisa de manejar el abastecimiento de medicamentos poniendo como punto de partida que no seremos capaces de resolverlo en el corto plazo, como debe ser, y tampoco podemos dejar para después la solución del problema tal y como parece que pretende hacerlo este gobierno con el tema de las pensiones.
Preocupa que los pensadores a cargo de resolver uno de los problemas de salud más importantes de la historia, se enfoquen en soluciones como la de la ambulancia en lugar de la construcción de la carretera.
El autor es especialista en Medicina Interna y MBA