La salud pública en Panamá atraviesa un momento decisivo. En la Caja de Seguro Social (CSS) hemos dado pasos importantes, especialmente tras la aprobación de reformas a la ley orgánica de la institución. Este avance ha traído un respiro financiero en materia de pensiones, pero también impone una responsabilidad clara: traducir esa estabilidad en un salto de calidad en todas nuestras prestaciones.
No se trata solo de contar con equipos modernos o nuevas infraestructuras. Nada de eso basta si el usuario se siente como un número más. Si un paciente entra a una instalación, recibe sus medicamentos, pero sale con la sensación de no haber sido escuchado ni tratado con dignidad, entonces hemos fallado. El desafío que enfrentamos es profundo: humanizar el sistema de salud.
Durante la Evaluación Anual de la Gestión Médico-Administrativa 2023–2024, hemos querido ir más allá de cifras e indicadores. Queremos medir lo que verdaderamente importa: la experiencia del paciente. Por eso hemos lanzado una encuesta nacional de satisfacción y presentaremos un Ranking Nacional de Instalaciones. Queremos saber cómo nos ve y siente la población, porque lo que no se mide, no mejora.
Sí, enfrentamos limitaciones. Sé que muchas instalaciones hacen mucho con poco. Pero también debemos reconocer que la ciudadanía tiene razones para estar insatisfecha: la falta de medicamentos, la demora en las citas, la atención fría y distante. Cambiar esta percepción requiere más que recursos; exige un cambio de actitud, de cultura institucional, de compromiso humano.
Además, debemos entender el entorno en el que operamos. Los errores se magnifican, y la crítica a veces se usa con fines ajenos a la salud pública. Pero eso no debe paralizarnos ni llevarnos a la queja. Al contrario, debe empujarnos a fortalecer nuestras estrategias, a construir una gestión sólida, planificada, transparente y medible.
La confianza no se gana con discursos ni notas de prensa. Se construye con presencia, con coherencia, con respuestas claras y resultados que la población pueda sentir. Por eso, mejorar la comunicación institucional va más allá de redes sociales: implica estar cerca de las comunidades, escuchar activamente, rendir cuentas.
Ninguna transformación será posible si no la lideramos desde adentro. Cada funcionario, desde el médico hasta el personal de apoyo, tiene un rol que cumplir. Debajo del carnet de todos los que trabajamos en esta institución, debe haber un corazón dispuesto a servir.
Este es un llamado a todos los directores, jefes y equipos de trabajo de la CSS: lideremos con empatía, con ética y con alma. No permitamos más indiferencia, más excusas, más conformismo. Porque detrás de cada estadística hay una vida. Y porque esta institución le pertenece al pueblo panameño, a cada madre, a cada niño, a cada padre que deposita su confianza en nosotros.
No podemos fallarles.
El autor es director de la Caja de Seguro Social y actuario.