Cuando Juan Diego Vásquez, Edison Broce y Gabriel Silva ganaron la diputación (en 2019), la coyuntura política era muy favorable para crear un movimiento independiente más robusto a futuro. Con Juan Diego, Broce y Silva hubo otros dos diputados que se autoproclamaban “independientes”, pero se distanciaron en el camino, fundamentalmente por compromisos y tratos que se fueron gestando en una abierta “práctica clientelista”. Este fue el caso de Adán Bejerano, del circuito 12-2, quien obtuvo nombramientos para muchos familiares a cambio de alinearse con las propuestas del gobierno de aquel entonces.
Sin embargo, el desencanto de la población hacia los partidos tradicionales y el hecho de que Juan Diego, Gabriel Silva y Edison Broce mantuvieron una postura unificada ante los ataques constantes de los partidos tradicionales los proyectó ante la población como unos “David frente al monstruo de la corrupción, Goliat”, encarnado en el gobierno pasado y sus aliados.
Así nació la marca Vamos, que, sin dudarlo, tiene a su más visible padre creador en el exdiputado Juan Diego Vásquez, quien, con una postura firme, decidió enfrentarse a todos los actos “corruptos” de la pasada gestión de Laurentino Cortizo. También se posicionó del lado del movimiento “antiminero”, que aglutina sectores ideológicamente diversos que se oponen a la falta de transparencia y la opacidad de los gobernantes.
La coyuntura antiminera, dentro de la cual se identificaron muchos candidatos con la marca de Vamos, permitió que dicho movimiento, o coalición, como también se le denomina, creciera dentro de la Asamblea hasta alcanzar 20 miembros, lo cual resultó muy significativo en términos de figuras autodenominadas independientes.
Sin embargo, el grupo que ingresó a las filas de Vamos también tenía características particulares. Muchos eran jóvenes expertos en manejo de imagen en redes, otros con una clara orientación proempresarial, otro grupo con visión de izquierda y afinidad pro-sindical, así como también aquellos que desconocen el significado de una ideología, es decir, los denominados “social confundidos”.
Muy pronto, el ego y el ansia de figurar dentro de la Asamblea, así como las diferencias ideológicas, empezaron a aflorar en las discrepancias internas, cuando incluso un diputado, molesto por no conseguir aprobación de sus compañeras, las tildó de “comunistas”, lo cual no solo refleja su nivel de infantilismo, sino su desconocimiento de lo que en nuestro mundo se conoce como izquierda, derecha y centro político en un escenario global multipolar, y no bipolar como en la Guerra Fría.
Las grandes instituciones políticas y religiosas han logrado sobrevivir por el hecho de que, aunque existan diferencias internas, también hay principios que no varían a pesar del tiempo. Un ejemplo es la Iglesia católica, con su opción por los pobres y la paz.
El gran error estratégico de Juan Diego Vásquez, a mi juicio, fue el purismo con que a veces se maneja en una sociedad que, aunque inconforme, no reniega de las oportunidades y castiga rápidamente con el voto. Mientras el Partido Revolucionario (PRD) Democrático votó casi en plancha contra el proyecto de ley sobre el seguro social presentado por el Ejecutivo, en la coalición Vamos se permitió votar libremente, y allí surgió la primera gran fractura difícil de unir.
Como una ironía de la política, la coyuntura contra la minería hizo que Vamos creciera, y otra coyuntura, relacionada con la ley de la Caja de Seguro Social, cuestionada por muchos, hizo que la coalición perdiera credibilidad.
Los diputados de Vamos que votaron a favor del proyecto del Ejecutivo lo hicieron sin considerar que dicha propuesta no gozaba de la simpatía de muchos sectores de la población, quienes la perciben como “inhumana” hacia la juventud, sobre todo. El voto del PRD quizá no fue por convicción, pero se ejecutó con estrategia, a sabiendas de la fractura de Vamos y de que la personalidad de Juan Diego no podrá unificarla, precisamente porque carecen de un programa claro que marque el horizonte, y no se sostienen solo en un “apodo de independiente” que varios ya han ensayado.
El autor es sociólogo y docente.