Muchos han leído la loable novela El Amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez, publicada en 1985. Una novela que tiene como centro el amor de dos personas, Florentino y Fermina, y que tuvieron que esperar más de medio siglo para llevar a plenitud su sentimiento. Un amor que luchó contra viento y marea, clases sociales, y la precaria situación sanitaria de ese tiempo, el cólera.
Esta novela describe lo que sucede en Panamá hoy en día. El fútbol vendría siendo el amor de los panameños y la corrupción que es esa enfermedad que arrasa contra los sueños y el futuro de todos. Actualmente Panamá ha crecido en su fútbol de manera admirable. Vemos cómo en la mayoría de sus categorías ha logrado un desempeño muy por encima de sus rivales de la zona en Concacaf. Por un lado tenemos que la Selección sub-23 ganó el torneo Maurice Revello en Francia, 4-1 a México.
Una selección que contó con 19 jugadores de la Liga Profesional de Fútbol (LPF), que es la liga nacional, al buen panameño diríamos que son “jugadores del patio”. Cabe destacar que varios de esos muchachos vienen de luchar contra la inseguridad, la falta de trabajo, de oportunidades; y han dado un salto gigante en el desarrollo de sus vidas. Por otro lado, la selección femenina clasificó a la Copa Mundial que se disputará muy pronto en Australia- Nueva Zelanda. Y esto es grandioso para un fútbol femenino que apenas está naciendo.
Por otro lado, la selección mayor masculina, participó hace unas semanas en el torneo Final Four donde obtuvo su pase tras clasificarse entre los mejores del área. Ahora Panamá está participando en la Copa Oro, donde clasificó primero del grupo y ganó los cuartos de final. Son muchos los sentimientos que nos da la selección que nos permite soñar.
El fútbol de Panamá gusta a todos, no solo a los panameños sino al mundo entero. Vemos cómo tocan el balón, mantienen la posesión, y lo mejor, están anotando goles. Pero todo esto es gracias a las ganas de luchar que tiene el panameño. Porque lamentablemente el fútbol es víctima de la corrupción. Panamá solo cuenta con un solo estadio público de grama natural que es el Romel Fernández.
Es triste ver y sentir como en los barrios de cada ciudad no existen estadios con las mejores condiciones para que los niños desde pequeños se puedan formar cómo se debe. Vemos cómo la inseguridad de los barrios se roba a la niñez y juventud. Las escuelas cayéndose a pedazos y ni hablar de las canchas de fútbol en las que muchas veces tienen los maestros que ingeniárselas con palos de maderas para simular un arco.
Absurdo pensar en millones de dólares que se mueven en campañas políticas y que no exista una política de Estado para el deporte. Quizás se piensa que Panamá solo es bueno en boxeo o béisbol, y con justa razón se puede pensar así, pues cada provincia tiene su estadio de béisbol, quizás algunos en malas condiciones, pero están. Muy contrario al fútbol, no todas las provincias tienen su estadio profesional.
La corrupción hace que el dinero se vaya a los bolsillos de muy pocos cuando debería llegar a cada rincón del país, a cada escuela, a cada hospital, a cada barrio para el deporte y recreación de los niños y jóvenes.
La mayor copa que podemos celebrar es la de ser panameños. Que a pesar de todas las dificultades siempre se busca dar lo mejor y rendir al máximo con la ilusión, como hicieron Florentino y Fermina, de alcanzar por fin la Victoria. Sigamos apoyando el fútbol nacional que nos sirve de medicina para sobrellevar los males de la corrupción.
El autor es trabajador independiente

