Hay dos imágenes míticas que pueden servir para ilustrar este artículo. La primera nos la recuerda Matteo Corradini en un ensayo sobre cómo se desarrolla una mente creativa. Nos evoca la imagen de Orfeo como héroe cultural. Hijo de una musa, Caliope, vivía como poeta y músico. Orfeo es llevado a las puertas del infierno para rescatar a su amante Eurídice, que ha muerto mordida por una serpiente.
El poeta canta y se lamenta, logrando llamar la atención de la esposa de Hades, Perséfone, quien convence a Hades para que Orfeo tenga una posibilidad de salvar de la oscuridad a su compañera. Solo hay una condición: se le dará el permiso para buscar a su pareja, pero si en el retorno mira hacia atrás (algo parecido a la prueba de fe de la mujer de Lot en el relato bíblico), Eurídice será retornada a la oscuridad por desconfiar de ella.
Citó el ensayo de Corradini, porque parafrasear no me favorece: “Y es en el límite entre la vida y la muerte, entre los infiernos y el mundo terrenal, donde la luz y la oscuridad se funden en una eterna penumbra, donde todo puede suceder, y es allí donde Orfeo cede, se da la vuelta y la ve, y Eurídice es reabsorbida hacia atrás, la vida le es arrebatada por segunda vez; esta vez para siempre”.
La otra imagen que deseo citar, y que ya la mencioné en un viejo artículo sobre la función y misión de la poesía como proyecto nacional, nos la refiere José Lezama Lima en un ensayo sobre la imagen y la posibilidad. El poeta nos recuerda el maravilloso capítulo de la Odisea, donde Ulises desciende a las profundidades para contemplar a su madre muerta, ve como la sombra de su madre lo esquiva, a pesar de su patético esfuerzo por acercársele. Pero al fin oye la voz más querida que le dice: “hijo, no permanezcas más en este sombrío valle, asciende pronto hacia la luz”.
Ambas imágenes sugieren la posibilidad de ascender hacia la luz. En ambos relatos, el amor es la fuerza que penetra en la oscuridad. En las dos se presenta la perseverancia y el deseo de salvación, pero la destrucción es la otra posibilidad de salvación. Orfeo ha tenido que entrar al infierno y a la oscuridad para llegar a la luz, no logra rescatar a su amada, la destruye en su intento, pero el poeta continuará cantando porque el arte es un gesto de la creación y no tiene otra misión que brindar posibilidades. Ulises asciende desde la oscuridad sin su madre, pero con la posibilidad de recrear la historia.
“La imagen es la causa secreta de la historia. (…) La hipótesis de la imagen es la posibilidad”. Pero ya sabemos que la luz debe estar al lado de la muerte. El gesto de la muerte es uno de destrucción sin sentido, el gesto de la creación es la posibilidad de salvación. La imagen del país que llevamos es un enigma. Ciertamente, nos acercamos a ella como la imaginamos y deseamos salvarla de la oscuridad, pero la falta de imaginación nos arroja hacia la penumbra. El país que queremos solo se construirá destruyendo lo que nos destruye, al mismo tiempo. Pero la destrucción implica reconocer los elementos de la nación que nos ayuden a ascender.
Destruir para construir. Aún las obras más bondadosas acuden primero a la destrucción. Todo necesita de la destrucción. Todo se puede destruir para construir: el lenguaje, las ideas, el pensamiento, hasta el poder. Sin embargo, sin propósito, la destrucción carece de valor. “Toda creación, toda acción ligada al verbo «crear» implica una destrucción. Es una destrucción necesaria. No se puede prescindir de ella porque está conectada, inevitablemente, con el recorrido creador”, dice Corradini. Podemos aspirar a la creatividad como posibilidad incluso en contextos de crisis.
Es necesario que el panameño reflexione e identifique sus símbolos de creación y los separe de los síntomas de la destrucción que no es creativa. Se puede ser creativo hasta en una protesta callejera. Se carece de imaginación cuando la destrucción está desposeída de creatividad y lástima al prójimo. No solo es creativo el artista. Todos somos creativos desde nuestra trinchera. Tal vez por eso José Martí acuñó su archicitada frase: “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”.
“Crear es la palabra de pase de esta generación”, dijo Martí sobre los jóvenes. Por eso la juventud panameña, en estos momentos de crisis, debe apelar a la creatividad, porque la violencia no genera una destrucción sana y solo atenta en el fondo contra la misma patria. Hoy día se habla mucho de patriotismo, pero cito a Martí otra vez: “Sólo son amigos de la patria los que saben deponer ante ella sus iras y tentaciones: sólo sirve a la patria quien la obedece…” Destruir sin construir no es de patriotas. El país solo se levantará cuando cada panameño haga un gesto de coraje y de creatividad.
El autor es escritor