Es muy difícil decir la verdad, y peor que se entienda con conciencia la realidad del sistema de salud por parte de los gobernantes, quienes solo ven a la Caja de Seguro Social (CSS) como su caja menuda y trincheras para copartidarios y amigos, sin que medie la meritocracia.
Sabias palabras de una autoridad religiosa: “Panamá, país bendecido por Dios”. Agrego yo, pero hay habitantes que quieren saquearla, como los políticos criollos, el 70%.
No se trata de culpar a nadie en particular, todos somos responsables del caos en salud por la improvisación y mediocridad del funcionamiento de sus entidades. Las instrucciones precisas del despacho superior, de quien dependen los puestos directivos, son: hagan lo mejor que puedan, mediatícenlo, no levanten olas y eviten choques con gremios y sindicatos, solo diálogos.
El presupuesto de 8 mil millones al año de la CSS, con 1.8 millones de cotizantes, salario mínimo de 630 balboas. Cada mes se descuenta directamente una cuota, pero solo se entrega parcialmente y a destiempo a la CSS, aceptando además borrar cuotas a patrones amigos, que hoy deben más de 300 millones. Esto afecta el flujo de caja de la CSS, cuyo presupuesto funciona de marzo a octubre.
Desgreño en compras irregulares amparadas por intereses: son directas, amañadas, abreviadas y condicionadas a proveedores específicos. Favorecen construcciones de nuevas facilidades sanitarias que no se terminan o acaban disfuncionales. Son premios o fuentes de dinero fácil: construcciones sin la adecuada y permanente supervisión, y sin mantenimiento preventivo, origen de falencias permanentes.
Hay un exceso de funcionarios administrativos, con un porcentaje elevado, 5/1 en relación a técnicos, sin empatía ni sentimiento de pertenencia para dar ese valor agregado. Actúan como robots, sin calidad ni calidez en la atención diaria.
Burocracia: Un servicio solicita determinados insumos, este trámite ocupa más de 15 días a nivel local, más de 3 meses a nivel central para acto público, y la entrega se hace entre 3 y 6 meses. Recordemos que estas gestiones solo se pueden hacer entre marzo y octubre de cada año, durante la vigencia del presupuesto de la CSS. Todos los años se pierden insumos en los depósitos, este año detectaron millones perdidos. Egocéntricamente justifican su ineficiencia en gestión.
Frecuentes actitudes de indolencia y/o deshumanización en santuarios médicos inexpugnables, donde la unidad básica de la medicina, la “relación médico-paciente”, se ha olvidado. Prima la tecnología y la medicina defensiva.
Pacientes: difícil de detectar su cantidad total, pero el Estado tiene la obligación de asegurar la salud de todos los habitantes (Capítulo VI, art. 109 de la Constitución). Recordemos que, por la ley de la vida, todos los exdirectores, exdiputados, exmagistrados, ciudadanos en fin, vamos a requerir algún día los servicios de salud, y vamos a sufrir si no hay un cambio razonado de actitud y rumbo.
Proveedores: cada día aparecen más, la mayoría bajo el concepto de que la CSS es una piñata, y con maniobras sutiles manejan a muchos cotizantes y funcionarios, incluyendo algunos servicios, para obtener fraudulentamente la adjudicación de determinados insumos, equipos o instrumental. Existen proveedores que solo se manejan con catálogo, sin existencia local de apoyo.
Los medios dan prominencia a las informaciones de altos funcionarios, quienes con cifras maquilladas, cosméticas y con estadísticas infladas (recordemos las 125 mil cirugías en jornadas especiales de dos días, durante ocho meses en la administración pasada) justifican su improvisación.
Las quejas de los usuarios las tratan como una percepción errada y las cubren con excusas egocéntricas los funcionarios del círculo cero.
Se requiere un diagnóstico situacional idóneo e independiente para conocer la verdad de un sistema secuestrado por la partidocracia en el gobierno. Se trata de lograr un cambio de actitud de los cinco actores involucrados.
El autor es médico jubilado, 50 años en la CSS.