Hablar del coronavirus SARS-CoV-2 causante del síndrome respiratorio agudo severo (covid-19) es ya un tema tan familiar como el flu o los trancazos. Y parece mentira que hoy día tengamos la posibilidad de mirar atrás e inventariar el impacto que ha tenido en la salud publica la pandemia por covid-19 que se inició a fines del 2019.
Y es que a pesar de que ya hemos vuelto a cierto grado de normalidad en nuestra vida cotidiana, no cabe duda de que el virus causante de la terrible pandemia nos ha azotado sin piedad a nivel global y no deja de revelar sus efectos a largo plazo en el organismo humano.
La covid- 19 se ha controlado bastante gracias a la vacunación y a las medidas preventivas que se convirtieron en parte de nuestra rutina cotidiana. Ahora más bien se habla bastante del covid prolongado y ya se entiende que las secuelas de este afectan a buen número de pacientes convalecientes por semanas o meses.
Hoy quiero escribir resaltando algunos hallazgos muy preocupantes de la enfermedad severa por el coronavirus SARS-CoV-2, y se trata de su habilidad, poco conocida, de infectar las células y los tejidos del corazón humano, lo cual implica un posible estado de alto riesgo para complicaciones cardiacas en aquellos que han sufrido la infección.
En recientes semanas, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, han dado una voz de alerta basada en investigaciones científicas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York (NYU, por sus siglas en inglés), sobre adultos mayores fallecidos en esa ciudad en la etapa temprana de la pandemia, quienes tenían afección coronaria preexistente. Estudios previos habían ya demostrado la capacidad del SARS-CoV-2 de infectar tejidos pulmonares y cerebrales, pero poco se había aclarado sobre su impacto en las arterias coronarias del corazón. El mecanismo de la afección cardiaca por el virus se empieza a dilucidar con este nuevo estudio.
Debemos recordar que el SARS-CoV-2, al invadir los tejidos del cuerpo, provoca una reacción inmunológica que permite que células conocidas como “macrófagos” intenten eliminar el virus invasor. Estas mismas células, cual nuestros “carros recogedores de basura”, suelen pasearse por el “barrio” de las arterias coronarias para remover depósitos de colesterol y minimizar la producción de placas ateroescleróticas. Le asisten en esas tareas células aún más especializadas llamadas “células espumosas”.
En los datos recientes publicados en la revista científica Nature Cardiovascular Research por investigadores del National Heart, Lung, and Blood Institute (NHLBI), se indica que el nuevo coronavirus puede invadir las arterias coronarias y producir inflamación de las placas de colesterol existentes, con un alto riesgo de infartos y derrames. Para aquellos pacientes con enfermedad cardiovascular preexistente, el riesgo estaría aumentado.
Este descubrimiento se basó en la comparación rigurosa entre 27 muestras de tejidos post mortem de ocho pacientes fallecidos en las versiones tempranas del SARS-CoV-2. Aunque no hay razón para dudar que las nuevas cepas se comportan igual, será importante obtener datos relativos a las nuevas variantes circulantes en nuestro continente y también evaluar pacientes más jóvenes víctimas de la covid-19, sin afecciones cardíacas.
Por otro lado, la conocida Clínica Mayo de Rochester, Minessota, en Estados Unidos, tiene un listado en su sitio web, de las complicaciones cardiovasculares asociadas con el SARS-CoV-2 que pueden ser mortales en la etapa aguda de la infección y que en su fase crónica van a impactar la calidad de vida y parámetros de salud de los afectados.
Entre los riesgos adquiridos con la covid-19, sobre todo en pacientes que necesitaron hospitalización, están las arritmias, la falla cardiaca, los coágulos, la miocarditis, pericarditis y enfermedad isquémica del corazón. Se estima que el riesgo de enfermedad vascular subsiguiente a la covid-19 se mantiene aumentado hasta por un año después de la infección.
A pesar del grado de control de la covid-19 que hemos adquirido, no debemos bajar la guardia. Al igual que la influenza, es importante mantener nuestro perfil de vacunación al día. Las nuevas vacunas bivalentes están actualizadas para protegernos de las cepas recientes del SARS-CoV-2. Solo con una solidaridad cívica y la práctica de medidas preventivas podremos obtener un triunfo más firme contra la covid-19.
La autora es médica investigadora y pediatra
