Mensaje al amigo presidente José Raúl Mulino: Usted tiene la oportunidad de transformar nuestra democracia, que hoy es de baja intensidad, con poca cultura cívica y una educación débil, en un Panamá mejor. Esto se logra cambiando la actitud nacional y promoviendo la paz y el bienestar general.
La productividad diaria del sector estatal es mediocre, salvo excepciones como la APC, mientras que entidades como la CSS y el MINSA están en estado crítico. Los pacientes enfrentan diagnósticos inciertos, servicios deshumanizados y un sistema de salud al borde del colapso.
Usted puede ser un presidente diferente. Su prioridad debe ser humanizar la atención en salud institucional, hoy deshumanizada en un 90%. Es necesario realizar un diagnóstico situacional de los problemas que afectan a la CSS y al MINSA, y tomar medidas concretas para resolverlos.
Propuesta: Crear un ente transitorio, con duración de seis meses y dependencia directa de la Presidencia, encargado de evaluar y diagnosticar la capacidad resolutiva diaria en salud. Este organismo estaría integrado por tres médicos, un odontólogo y un abogado, todos idóneos e independientes, sin sesgos políticos. Su función sería revisar, ajustar y modernizar las normas de atención para garantizar calidad, calidez y eficiencia.
Este organismo también propondría un reglamento vinculante que garantice un horario de atención de 40 horas semanales, uniforme para la CSS y el MINSA, con un enfoque humanista que permita atender a los pacientes con dignidad. No se trata de buscar culpables, sino de corregir las fallas y mediocridades que existen actualmente en el sistema de salud.
Exposición de motivos: La salud es un derecho humano inalienable y una obligación del Estado, como establece el artículo 109 de nuestra Constitución. Sin embargo, la realidad actual refleja un sistema institucional ineficiente y deshumanizado, con un costo-beneficio inaceptable.
En 1966, Panamá asumió el compromiso de tener un sistema de salud único, robusto, integral, universal y gratuito. Hoy, esa promesa está lejos de cumplirse. Con más de 50,000 funcionarios, 49 hospitales, 6,000 camas y un presupuesto que representa el 24% del gasto anual del Estado (más de $11,000 millones), los resultados son desalentadores.
El problema radica en la falta de liderazgo, motivación y empatía en la atención diaria. El entorno político y el clientelismo han erosionado la mística profesional. La política de “laisser faire” ha dejado un sistema de salud desarticulado y precario.
Es hora de un cambio profundo. Panamá merece un sistema de salud robusto, integral, universal y humanizado, donde cada panameño reciba la atención digna que necesita. Con liderazgo, voluntad y compromiso, este objetivo puede lograrse.
Reflexión final: Renacer el sistema de salud no es una tarea sencilla, pero es imprescindible. Panamá no puede seguir permitiendo que el deterioro de su atención sanitaria continúe siendo maquillado y manipulado. Es momento de actuar con firmeza y determinación para devolverle a los panameños el sistema de salud que merecen.
