La deuda pública de Panamá comenzó a tener un aumento significativo desde el 2012, debido al desarrollo de proyectos de infraestructura del gobierno, pero por prevención a la pandemia y la pandemia misma fue que realmente se alteró la relación deuda/PIB, específicamente en los años 2019 (46.4%) y 2020 (68.47%). Estos datos son relevantes tomando en cuenta que se había establecido un límite al 42% de esta relación de manera legal. Esto, combinado con un déficit presupuestario de entre -6% y -10% del PIB de las finanzas públicas estos dos años, nos ha llevado a un clima de incertidumbre internacional como país. Hoy, hace poco vimos el impacto con el cambio de perspectiva de Moody’s a negativo hacia Panamá. Pero específicamente, ¿cómo nos afecta la deuda pública a los panameños?
Para entender bien el porqué del comportamiento de la deuda pública es necesario recordar que, desde 1904, Panamá no tiene política monetaria propiamente dicha, debido al convenio monetario que convierte al dólar en moneda de curso legal en el país (igualándolo al balboa). Esto ha llevado a que uno de los únicos mecanismos por el cual el gobierno obtiene fondos gubernamentales en situaciones de déficit fiscal es la emisión de deuda.
Se ha visto que el crecimiento de la deuda tiene una correlación negativa con el crecimiento económico, lo cual quiere decir que a mayor crecimiento de la deuda, menor crecimiento de la economía. Esta relación también puede explicarse con que ante un menor crecimiento económico se recurre a la deuda ante la disminución de recaudación fiscal. Esta es una medida correcta y normal desde una perspectiva de política económica. El gobierno financia la demanda agregada de un país en un periodo de crisis para que la crisis no sea tan grave. Ahora, por ejemplo, lo que se vio en pandemia en Estados Unidos fue una sobreestimulación del consumo, lo que llevó a los altos niveles de inflación en el país, inflación que nos ha afectado directamente mediante la importación de los productos estadounidenses y vinculación con el dólar.
Las instituciones multinacionales tienen completa confianza en la labor del actual ministro de Economía y Finanzas para disminuir el déficit fiscal. Por esto en Panamá la deuda no es tanto el problema, sino en qué se usa.
Panamá utiliza la deuda para gastos operativos y transferencias, ergo, planilla estatal y subsidios. Esta se ha engrosado tanto que, entre el 2021 y 2022, el gobierno tuvo un crecimiento mensual de 5 mil nuevos funcionarios. Ni la empresa más productiva en el país logra estas cifras.
Al ritmo que vamos, el gobierno tendrá la necesidad de aumentar los impuestos para así hacer sostenible el funcionamiento del país o bien reducir el gasto gubernamental por el lado de subsidios, planilla o inversión pública. Sabemos lo que sucedería. Esto simboliza una clara degradación de las libertades económicas para Panamá de no darse medidas gubernamentales diferentes con respecto a su administración. El aumento de las imposiciones aumenta la presencia del gobierno en el ejercicio del libre mercado, desincentivándolo y contrayéndolo. Actualmente, la deuda pública es de $40,000 millones. Asumiendo que la población panameña ya llegó a los 5 millones de personas, esto significa que todos los panameños tenemos una deuda por $8,000 dólares (contando a los recién nacidos). De salida, un recién nacido en Panamá, ha perdido $8,000 de libertad financiera por una deuda que no ha decidido tomar.
Esto es solo un llamado a que tenemos que ser conscientes que la deuda pública es de todos y todos la tendremos que pagar en algún momento. Por eso tenemos que exigir austeridad y responsabilidad fiscal, porque la corrupción no la vamos a cortar de hoy para mañana y cada día son más las restricciones que estamos asumiendo en largo plazo para nuestras libertades individuales.
El autor es miembro de la Fundación Libertad y estudiante de la maestría en análisis económico en QLU.

