El establecimiento de relaciones diplomáticas con China abre un nuevo capítulo para la historia entre ambos países. China se posiciona como una de las economías emergentes más poderosas del mundo. Con respecto a Iberoamérica, conjunto del cual forma parte Panamá, China “ha acordado duplicar su comercio bilateral con la región hasta 500,000 millones de dólares y aumentar su inversión hasta 250,000 millones, financiando infraestructuras”. Con relación al resto del mundo, ha extendido “….también su influencia a África, desplazando al Reino Unido y Francia, construyendo y financiando infraestructuras básicas, tales como puertos, ferrocarriles, carreteras y explotaciones de diversos minerales” (El País, Negocios. 2017). China muestra un fuerte interés fuera de sus fronteras, demostrado en las fuertes inversiones fuera de ese país.
La recién visita del canciller chino a Panamá y el ofrecimiento de un estudio de prefactibilidad para un ferrocarril hasta Chiriquí, parece ser parte de la estrategia de inversión de este coloso de Oriente. ¿Sabe China con quién negocia? ¿Qué tiene que ofrecer Panamá?
El siglo XXI abre el horizonte para ser –nuevamente- Panamá y su Canal ampliado, la puerta de entrada para integrar a América y el mundo al comercio de mercaderías y servicios entre los grandes mercados globales. De esta manera y con la visión del aprovechamiento de su posición geográfica, Panamá avanza con paso firme y formaliza las relaciones diplomáticas con China.
China, Panamá, América y el mundo se muestran expectantes ante las posibilidades de un intercambio comercial y cultural entre dos mundos que se vuelven a encontrar. Visiones de puertos gigantescos, enormes redes ferroviarias para abrir el desarrollo de actividades logísticas hacia toda la región centroamericana pareciera ser el futuro.
¿Qué ofrecemos de vuelta a los nuevos socios de Asia? La idea de afirmar que Panamá no es solo el paso de agua dulce entre dos mares, sino el puente cultural para el comercio con los mercados regionales es sugerente. Panamá es un lugar de una fuerte carga cultural y de una herencia ancestral desde los tiempos en que el mundo soñaba con sedas y las especias.
Sería grandioso mostrar por todas las grandes ciudades de China, desde Beijing pasando por Shanghái y Guangzhou (antes Cantón), Tianjin y por todos los rincones de ese extraordinario país, la muestra de una exposición itinerante de la cultura panameña que cubriese aspectos de su arte precolombino. Su extraordinaria orfebrería –aún oculta para muchos panameños- de los tesoros de Sitio Conte, del oro de El Caño; de las cerámicas de Parita y de aquellas rescatadas de todos los yacimientos arqueológicos de Chiriquí y Azuero. De nuestra historia de tránsito. Devolverles a los cantones las historias de los chinos que vinieron a construir un tren. De contar las historias de un Canal entre dos mares.
La oportunidad de mostrar a los chinos y en China– mediante una gran exhibición- sería la afirmación de que los panameños no somos unos socios comerciales cualesquiera, sino un país con una fuerte tradición cultural, de impacto global, con una producción material de enorme peso universal.
Invito a las mentes pensantes del gobierno, a los diplomáticos de Cancillería, al presidente, de que la próxima acometida y compromiso cultural entre Panamá y China sea sembrar la semilla para el diseño y la concreción de una exhibición itinerante por la China.
Este proyecto –para el cual ya no habrá tiempo en esta gestión de gobierno- será de gran alcance e impacto para los chinos y para nosotros los panameños. Este proyecto deberá impulsarse desde esta administración de gobierno y completado por la próxima administración. Con esta exhibición los panameños tendríamos una posibilidad de mirarnos en nuestro propio espejo e interpretarnos bajo el reflejo de nuestro propio imaginario ancestral y así ser más exitosos en definir el rumbo de una nueva relación bilateral entre los dos pueblos.
Mediante este esfuerzo cultural nos reafirmaríamos en una sociedad que sabe dónde ha estado, y con paso firme determinar hacia dónde nos dirigimos. A nuestros socios chinos, esta exhibición itinerante por el continente sería la mejor manera de comunicarles que somos un pueblo que va más allá de una historia reciente de retos asumidos y cumplidos.
Hacerles saber que somos una sociedad con raíces ancestrales, de valores arraigados en la tierra. Somos un Panamá que se declara como una sociedad con vocación de servicio y un sino de unir, mediante el comercio, los lazos universales de las sociedades del planeta.
El autor es ingeniero
