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Entre debates, propuestas y ataques se decide el futuro de Panamá

A solo 33 días del 5 de mayo, fecha en la que elegiremos al próximo presidente, junto con 71 diputados, 81 alcaldes y 701 representantes, se vislumbra un panorama desafiante.

El país se enfrenta a brechas y desafíos, como el desempleo abierto (7.4%), la alta informalidad laboral (47%), la reciente pérdida de grado de inversión por Fitch (BB+), y el preocupante hecho de que el 25% de la población carece de agua potable. La lista de desafíos continúa: la pérdida de biodiversidad, el desabastecimiento de medicamentos, preocupaciones sobre el sistema de jubilaciones, el elevado costo de vida, la necesidad de revitalizar el sector primario y el turismo, la inseguridad y los problemas en la educación, que incluyen aulas en malas condiciones y una calidad educativa deficiente. Son retos para un Estado con 4 millones de habitantes y el PIB per cápita más alto de Latinoamérica.

Analicemos los debates desde la perspectiva juvenil. El primero se centró en la inseguridad ciudadana, el desarrollo sostenible, la situación de la Caja del Seguro Social, la calidad educativa y el desempleo.

En cuanto a seguridad, se propusieron medidas como la creación de centros de atención para mujeres, mejoras en las cárceles y un aumento en la presencia policial. Estas propuestas no abordan integralmente el desafío. En sostenibilidad, los candidatos se han opuesto a la minería y han prometido proveer agua tanto a la población como al Canal desde el Río Indio, aunque queda pendiente aclarar cómo se llevará a cabo este abastecimiento y distribución.

En el tema de las jubilaciones, el desafío es considerable debido a la falta de participación de la población joven en el mercado laboral formal, lo que afecta las contribuciones de cuotas obrero-patronales. Además, enfrentamos problemas de desabastecimiento y falta de atención adecuada en los sistemas de salud. Las propuestas se centraron en medidas de integración y desburocratización en los procesos de adquisición de medicamentos, pero se necesita mucho más.

En educación, los candidatos no ofrecieron soluciones integrales de políticas públicas, salvo uno que mencionó el Compromiso Nacional por la Educación. Apostaron por la formación dual, programas de alimentación, más becas y construcción de escuelas. No abordaron la modernización, descentralización y formación docente para garantizar calidad y equidad. Tampoco hubo propuestas concretas para reducir el desempleo, aunque algunos mencionaron la posibilidad de invertir en puestos de trabajo en el Canal de Panamá y los puertos.

El segundo debate presidencial en Chiriquí puso el foco en la juventud, abordando la corrupción, descentralización, economía juvenil y preparación competitiva. Los candidatos hablaron de combatir la impunidad, fortalecer las juntas de desarrollo local, recurrir a una constituyente originaria (aunque sin explicar cómo), aprobar la ley de extinción de dominio, asegurar la independencia de la UAF (Unidad de Análisis Financiero) y proteger a quienes denuncien actos de corrupción, entre otras ideas y divagaciones.

En el bloque sobre economía juvenil y preparación competitiva, las propuestas no innovaron lo suficiente. Se mencionaron la creación de empleos, ampliación de la formación técnica, fortalecimiento de sectores económicos tradicionales, enseñanza del inglés, fondos de apoyo o subsidios, entre otras medidas que no explicaron cómo se llevarían a cabo. Además, los pueblos originarios, representando aproximadamente el 15% de la población panameña, quedaron al margen de las propuestas.

El tercer debate, en el Centro Post Cosecha de Volcán, Chiriquí, abordó el contexto agropecuario, crucial para la seguridad alimentaria del país. Sin embargo, estuvo marcado por la ausencia de dos candidatos y por propuestas que no lograron innovar ni revivir adecuadamente el sector agropecuario. Las iniciativas planteadas se centraron en revisar normas y en la posible renegociación del TLC con Estados Unidos mediante el cabildeo.

Los debates han estado llenos de reproches y han faltado explicaciones claras sobre cómo se pretenden alcanzar las promesas de campaña y las propuestas presentadas. Se espera que los futuros debates sobre turismo y el último organizado por la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá, ofrezcan propuestas concretas que aterricen en la realidad del cómo y el cuándo. Ya existen grandes acuerdos nacionales, y la juventud agradecería más líderes con visión y menos reproches y retórica.

Las autoras son miembros de Jóvenes Unidos por la Educación


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