En términos deportivos, hay una frase que dice: “el que la pega una vez, la pega dos veces”, pero en política no la pegaron ni una vez y quieren decirnos que la van a pegar otra vez. Lo más triste es que todavía hay quienes sueñan con los que pasaron su turno y no hicieron nada, y están otra vez creyendo sus mentiras. Dicen que los masoquistas sienten placer con el dolor, entonces, ¿nuestro país tiene muchos así o la memoria es mala?
No recuerdo un momento en que nuestro país haya tenido abundancia para todos y los problemas resueltos; solo hemos visto abundancia en problemas sin resolver, problemas causados por incapacidad y egoísmos que son productos de la corrupción. Durante la presencia de los norteamericanos en el país, un grupo de panameños contó con ingresos y con la entrega del canal, se suponía que esos ingresos se multiplicarían para todos, y si no me equivoco, no vemos dónde quedan esos beneficios. Los subsidios aumentaron en muchos renglones, pero aún así, hacen falta más repercusiones para el país entero.
La película del joven Elmis Castillo Érase una vez Panamá, inspirada en una situación que le sucedió a su abuela, al necesitar una intervención quirúrgica y tener que esperar detrás de varias decenas de personas para ser atendida, es el caso de muchos panameños, pero él pudo expresarlo en una cinta con tonos de humor pero con muchas “verdades”. Lo preocupante de todo es que nuestros políticos nos han querido acostumbrar a los subsidios en todo, y muchos sectores de edad productiva que deben laborar ahora lo perciben como ingresos fijos, y a muchos no les interesa buscar trabajo, lamentablemente.
La corrupción de varios gobiernos, que supuestamente deben trabajar para su país, inicia negociados millonarios, aprovechándose de sus puestos y jugando con el futuro de su propia gente, y luego salen en los medios diciendo que están haciendo lo mejor. Lo peor es que algunos se creen los cuentos de Robin Hood, que le roban millones al gobierno y les dan migajas a ellos. El dinero es de todo el país y está creciendo la “narco política” para lavar su dinero y el de la corrupción.
A nuestros hijos, cuando son pequeños, a veces hay que recordarles los llamados de atención cuando no siguen las instrucciones, y a los votantes, hay que recordarles lo que ha sucedido en otros países.
Como dice Nayib Bukele, un presidente que se ha vuelto popular por sus frases famosas, “la primera vez, me puedes engañar, pero la segunda vez, eres cómplice”.
Volviendo al mensaje de la película, nuestros seres queridos y niños son los más afectados, son el futuro de nuestro país. Los culpables somos nosotros mismos cuando elegimos gobernantes que solo buscan resolver sus intereses y quieren repetir para hacer lo mismo.
Los próximos gobernantes, que no pueden ser los mismos de siempre, deben buscar la fórmula para poner orden y hacer un mejor país, uno que no se acostumbre a los subsidios y facilite la libre empresa. La extinción de dominio debe ser una ley, a pesar del rechazo de un sector que quiere buscar la quinta pata al gato, evitando la captura y el retorno de los dineros mal habidos en este país. Nuestro sistema de justicia también debe reformarse, al igual que muchos otros, y también en salud.
El autor es magister en salud pública