Recientemente tuve la oportunidad de participar en un conversatorio organizado por la ministra de Educación, Lucy Molinar, con representantes del sector privado, gremios magisteriales, ONG que apoyan al sector educativo y rectores de las universidades nacionales.
El objetivo de la sesión fue comenzar a articular una hoja de ruta para el replanteamiento de un sistema educativo históricamente divorciado de la realidad laboral del cuarto país más desigual del mundo, donde la tecnología amenaza con agravar las brechas sociales ya existentes.
Jóvenes, principales víctimas de la precarización laboral panameña
La alienación juvenil del ámbito productivo no es coyuntural. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), en 2018, nuestras universidades graduaron a 32,709 profesionales (la mayoría menores de 30 años), pero solo 1,957 de ellos (menos del 6%) encontraron trabajo en 2019 (antes de la pandemia).
Además, entre 2013 y 2023 se perdieron 25,705 empleos asalariados privados, pero se agregaron 77,234 funcionarios y 235,480 nuevos informales a la economía.
Cada trabajador formal del sector privado que perdió su empleo en la última década fue reemplazado en la economía por tres funcionarios y nueve informales, lo que es síntoma de un severo proceso de precarización y estatización del empleo en la economía panameña, producto del deterioro de la confianza en el clima para la inversión privada en sectores clave, que emplean a gran cantidad de jóvenes.
El 76% de los empleos que obtuvieron jóvenes de 15 a 29 años en la década 2013-2023 fueron informales, mientras que su salario promedio en empleos formales fue de $695 mensuales (INEC, agosto 2023), $40 menos que el salario promedio en la economía ($735).
Agravamiento de la exclusión juvenil del ámbito laboral a corto plazo
Según el INEC, la población estudiantil en edad productiva aumentó en 70,503 personas en los últimos cuatro años (2019-2023), pero el número de vacantes disponibles en el mercado se redujo en unas 115 mil plazas (2023 vs. 2019).
En el primer semestre de 2024, el Mitradel tramitó 23,175 nuevos contratos laborales por mes, comparado con 37,685 en el mismo lapso de 2019. Es decir, la economía hoy está generando 14,510 vacantes mensuales menos que antes de la pandemia, limitando los espacios laborales para los jóvenes.
Tres de cada cinco adultos en Panamá nunca ha usado una computadora
Obtener empleos con buenos salarios sigue siendo difícil para los jóvenes. Por ejemplo, Profesionales ($1,465.80/mes) y Técnicos de Nivel Medio ($929.80).
Hoy el 16% de estos puestos son ocupados por jóvenes, cinco puntos menos que en 2013 (21%).
Actualmente hay 4,600 menos profesionales y técnicos jóvenes que hace diez años. Este fenómeno cobra aún mayor relevancia, dado que la transformación de la matriz económica panameña y la transición hacia una economía basada en conocimiento ya comenzaron, impactando la cantidad, calidad y sostenibilidad de los nuevos empleos en un país donde el 70% de los trabajadores realizan labores presenciales.
Hay retos importantes que enfrentar. Como referencia, dos de cada tres de las 568 vacantes activas posteadas al 23 de agosto de 2024 en el portal www.estascontratado.com requieren el uso de herramientas informáticas y tecnológicas.
Pero, de acuerdo con cifras del Censo de 2023, el 59% de los panameños (as) en edad productiva (15 a 65 años) nunca ha usado una computadora.
La población joven (15 a 29 años): -El 55% nunca ha usado una computadora.
-El 79% accede regularmente a internet.
-El 90% no usa teléfonos celulares.
‘Titulitis’ versus pertinencia
Los nuevos empleos que genera la economía demandan 12 años de escolaridad promedio, versus 10.4 hace una década, aparte de otras habilidades. Pero otra consecuencia del divorcio entre educación y realidad laboral es que no formamos a nuestros jóvenes en las competencias por las cuales el sector productivo está dispuesto a pagar, máxime estando éste caracterizado por la incertidumbre y la informalidad del empleo.
Nuestra educación nos enseña “de todo”, menos “cómo ganarnos la vida”, lo cual comienza por aprender a identificar oportunidades en un entorno caracterizado por la tecnología, el emprendimiento y el cambio constante. Esto incluye el desarrollo de competencias técnicas, tecnológicas, digitales, actitudinales e inglés.
Sin inversiones no habrá buenos empleos
La capacidad del nuevo Gobierno para estimular la generación de empleo en la economía dependerá de la velocidad con la cual se le pueda inyectar liquidez, particularmente hacia los sectores altamente susceptibles a los niveles de circulante y que contratan a muchos jóvenes (comercio, agricultura, construcción, industria).
Urge transmitir confianza en que invertir en Panamá es un buen negocio, porque sin inversión privada seguiremos generando informales, y los jóvenes seguirán siendo los más perjudicados.
El autor es asesor empresarial.