La entrada triunfal del precandidato presidencial del Partido Revolucionario Democrático (PRD) el pasado domingo al local donde se oficializaría su candidatura, fue de un gran simbolismo. Como el señor José Gabriel Carrizo sigue siendo vicepresidente de la República, los miembros del Servicio de Protección Institucional (SPI) que lo acompañaban decidieron abrirle camino a punta de empujar a quien estuviera en el paso, tumbar las mesas donde trabajaban los periodistas y, en fin, demostrar ese retorno a las maneras gorilescas que hace ya un rato se han ido apoderando de nuestras instituciones de seguridad. Sorprende, porque van de cánticos, rezos y alabanzas, a maltratar a los ciudadanos. Justo lo que hicieron el pasado domingo en Penonomé.
Y digo que lo sucedido es de un gran simbolismo, porque podría representar -yo digo que lo representa- el talante de lo que se nos viene en el caso de que los señores del PRD logren mantenerse en el poder.
¿Y qué decir de la sociedad de privilegiados que hemos construido entre todos, ladrillo a ladrillo? Pues justo hace dos días, la nunca suficientemente bien ponderada Asamblea Nacional decidió sacarle la lengua al presidente Laurentino Cortizo y aprobar por insistencia el proyecto que exonera del pago de impuestos a conocidos empresarios del sector turístico e inmobiliario. La propuesta que empujó con alma, vida y corazón -y con los colores verde azul en la solapa- el ministro de Turismo, Iván Eskildsen, es un irrespeto a los contribuyentes de este país. Justamente estos días en que algunos, lo que no somos del club de los privilegiados, nos enfrentamos con la Dirección General de Impuestos y la obligación anual de hacer nuestra declaración de rentas.
Así, mientras un selecto grupo de empresarias recibe la buena nueva de que no tendrá que pagar impuestos en sus negocios, entidades vitales como el Instituto Oncológico Nacional o el Instituto Superior Técnico Especializado (ITSE) deben hacer de tripas corazón para seguir adelante con recursos limitados.
Recientemente supimos lo que sucede con el ITSE que, por lo visto, se ha quedado en un gran cascarón sin contenido, como triste evidencia de que la estrella de la educación que nos prometió este gobierno se fundió hace rato. Por falta de presupuesto solo están dando clases teóricas, ya que no han podido equipar los talleres donde los estudiantes debían aprender y practicar las habilidades técnicas necesarias en las diversas áreas en la que se especializaría el instituto. Seguramente, el ministro de Economía y Finanzas, Héctor Alexander, no puede aprobarles el presupuesto para ello, porque primero va la Asamblea y su insaciable apetito, las cada vez más gordas planillas estatales, los contratos de publicidad, etc.
También del lado de los no privilegiados están aquellos que pagan impuestos municipales en la muy noble y leal ciudad de Panamá. Todo indica que el alcalde José Luis Fábrega llegará al final de su mandato, sin enterarse de lo que significa el servicio público, el deber de rendir cuentas, la importancia de los espacios públicos o, como diría su antigua compañera de fórmula, que la arbitrariedad y la función pública son incompatibles. Aquí cabe perfectamente aquello de que “lo que natura non da, Salamanca non presta”. Claro que no está solo: lo acompañan en alegre comparsa de la indignidad, la mayoría de los miembros del Consejo Municipal.
No cabe duda de que el alcalde Fábrega pasará a la historia; una historia infame, eso sí. Su última gracia es de no creer, aunque la “ley chorizo” es un buen precedente. En agosto pasado, llevó al Consejo Municipal un proyecto de acuerdo que era supuestamente una moratoria, pero que en realidad incluía un aumento brutal de los impuestos municipales. Los alegatos de los representantes de Bella Vista y Don Bosco, Ricardo Domínguez y Guillermo Bermúdez, para hacer entrar en razón a sus colegas cayeron en saco roto, además de ser objeto de la burla del señor alcalde. Lo dicho, arbitrario y sin clase.
Los privilegiados de estos días -además de los empresarios turísticos- suelen portar el carnet del PRD o ser familiares de notables miembros del partido en el poder. Solo basta recordar los auxilios económicos del Ifarhu y los funcionarios becados, solo porque son funcionarios... y son funcionarios porque son PRD. Un círculo nada virtuoso del enchufe.
¿Y qué decir del hombre que realiza metas? Como si faltaran datos sobre sus andanzas, nos vienen nuevos detalles desde España. Según reporta un diario español, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil encontró evidencias de que nuestro capo mayor utilizó dinero de sobornos pedidos a la empresa constructora FCC para comprarse un pisito en Madrid.
La lista sigue y sigue, pero creo que basta para ejemplarizar el deterioro institucional que vivimos y la peligrosa senda de erosión democrática por la que nos hemos adentrado. Son todos signos alarmantes de tiempos peligrosos. ¿Qué haremos al respecto?
La autora es presidenta de la Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana.