Una pregunta planteada con frecuencia, especialmente en los últimos gobiernos es, ¿por qué la felicidad? Tiene esta que convertirse en un ingrediente importante del discurso de nuestros dirigentes políticos, del idioma y de la agenda, iniciativas y las actividades de los futuros gobernantes.
Es una pregunta significativa a la que intento aquí darle respuesta, asociando la idea de felicidad con la de positividad.
¿Por qué la felicidad? Aunque parezca una deliberación sencilla, aborda algo muy profundo y, como tal, es muy difícil de responder.
La función del gobierno es propiciar el entorno en el cual la gente pueda hacer realidad, por sí misma, sus sueños y ambiciones. Propiciar este entorno no conlleva controlarlo. La función del gobierno es capacitar a la gente, no ejercer poder sobre ella. Imaginemos ejercer el impacto que estas ideas podrían tener en los cientos de miles de trabajadores del gobierno. Descubrir que su trabajo tiene un significado grandioso, que su labor tiene un fin profundo, humanitario y civilizado, que se levantan cada mañana con una dirección próxima a su corazón. ¿Cómo contribuir a la felicidad de la gente?
Tratar de hacer feliz a la gente es la encarnación de la felicidad en sí. Dar felicidad a los seres humanos es uno de los mayores actos: la gente más bondadosa es aquella que más beneficia a los demás.
Imaginemos también la reacción de la gente ante estas respuestas. Comprenden que el gobierno está trabajando para beneficiarlas tratando de proporcionar oportunidades de ser felices a ellos y a sus hijos, y darles las herramientas y habilidades para hacer realidad sus sueños.
¿Se podría concebir la hostilidad entre los gobiernos y su pueblo si el motor principal de todos fuera la verdadera felicidad?
No somos ilusos, perfectos, ni los primeros en hablar del valor de la felicidad.
A lo largo de la historia, la gente ha reflexionado mucho sobre la felicidad y la ha buscado incesantemente. Hace 2,400 años Aristóteles estableció que el propósito del gobierno era lograr la felicidad; que el gobierno era un ser vivo que evolucionaba y buscaba lograr la perfección moral y la felicidad de las personas.
El famoso historiógrafo árabe del siglo XIV Ibn Khaldun presentó la misma idea. La declaración de independencia de Estados Unidos de América garantiza el derecho de todos a buscar la felicidad. Hay peticiones de las Naciones Unidas (ONU) para que se modifiquen los estándares adoptados para medir el rendimiento de un gobierno, dejando a un lado los parámetros económicos para dar paso a referentes de la felicidad humana.
La ONU incluso ha designado un día mundial para confirmar la importancia de la felicidad.
El autor es abogado
