Feliz año, Panamá



Cuando el reloj marque las 12:00 de la noche de hoy, cerraremos un nuevo ciclo en nuestra vida y le daremos la bienvenida, entre tragos, fiestas, besos y abrazos, a un nuevo año que, para muchos, está lleno de incertidumbres, recelos y aprehensiones. Para otros, que seguramente están en la acera de enfrente, llega con gran optimismo, viendo el futuro con ojos de papá enamorado.

Hace seis meses comenté públicamente que al nuevo presidente se le debía conceder un período más allá de los 100 días tradicionales. Destaqué que, en esta ocasión, se requerirían seis meses para hacer una primera evaluación de gestión, dado que la situación en que se iba a encontrar el país no motivaba a las grandes mayorías.

Muchos sabíamos que el principal eslogan de campaña, “más chen chen en tu bolsillo”, era prácticamente imposible de cumplir. La frase apelaba a que una parte significativa de la masa votante recordara los tiempos del presidente que ocupó la silla entre 2009 y 2014. Sin embargo, en 2009, ese presidente recibió las arcas del estado llenas, un país que recién había iniciado la ampliación del canal y una industria de la construcción y el turismo en auge. Gastar era fácil cuando ya estaba producido.

El actual presidente no recibió el país en esas condiciones. Todo lo contrario. La mala gestión del presidente “desaparecido” y la del gobierno anterior (sí, ya sabemos que la guerra en Ucrania y la pandemia tuvieron su peso) dejaron una deuda exponencialmente incrementada que no benefició en nada al país.

El gobierno del presidente Mulino inició con deudas millonarias y sin “chen chen”. Pero este país es como el payaso porfiao con el que jugábamos de niños: no importa cuán duro le pegues, siempre vuelve. Ahora bien, mañana inicia un nuevo presupuesto. A partir de ahora, no podemos seguir culpando a los anteriores; hay que empezar a gobernar.

Algo en lo que hemos mejorado un poco es en la comunicación del estado. Las conferencias de prensa de los jueves se han convertido en una fuente de información y generación de noticias, una gran iniciativa.

Otra medida aplaudible es la presentación de un proyecto de ley para reformar la Caja del Seguro Social, algo que debió haberse ajustado desde que el presidente Torrijos advirtió que, 15 años después de la última reforma, íbamos a entrar en problemas. Los tres gobiernos anteriores patearon la lata hasta que ocurrió lo inevitable.

Ojalá los diputados puedan dejar de lado egos, partidismos y el detestable “qué hay pa’ mí” para aprobar una ley que beneficie a las grandes mayorías, no a los pseudo líderes que siempre están en contra de todo.

También se ha anunciado una masiva reparación de nuestras vías, principalmente la interamericana. Sería ideal incluir la reorganización de la avenida Roberto F. Chiari para beneficiar a todos sus usuarios. Qué triste que entre planos, propuestas y reformas, el cuarto puente sobre el canal no estuviera listo junto con la ampliación.

En cuanto a relaciones exteriores, la designación del canciller envió inicialmente un mensaje de esperanza sobre la calidad del servicio exterior. Infortunadamente, algunas designaciones posteriores han dejado mucho que desear. Ante el contexto geopolítico actual, era crucial nombrar personas ajenas a favores políticos o familiares. Ojalá esto se corrija con el tiempo, y Panamá recupere la preponderancia perdida en las últimas décadas.

En materia económica, debemos ser agresivos en la producción de empleo y el fortalecimiento de la economía. Apoyar decididamente a la micro, pequeña y mediana empresa es esencial, pues son responsables de la mayoría de los empleos en el país. Es el camino para recuperar lo perdido y ganar nuevamente la confianza que se ha reducido por malas decisiones.

La oportunidad está ahí. Es un deber de todos, no solo del gobierno. El estado somos todos. Es nuestra responsabilidad.

¡Feliz año, Panamá!

El autor es analista político y dirigente cívico.


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