El turismo es la industria que más empleo genera a través de todos los sectores socioeconómicos de un país. Hay turismo interno que requiere ciertas precondiciones y hay turismo externo, que tiene otras distintas. Sin lugar a dudas que en un país como el nuestro –procurando salir de una crisis histórica de desempleo formal, el turismo –tanto interno como externo– debe ser la más alta prioridad de cualquier gobierno racional serio.
Por ejemplo: para turismo externo deben poder hacerse cosas sencillas, como reparar el aire acondicionado de la terminal 1 de Tocumen (que tiene muchos meses de recibir a los turistas en un horno como primera y más duradera impresión del país). Otro que no requiere de ingenieros nucleares: cortar la hierba de la Cinta Costera para que no nos represente a los panameños como inútiles. Recoger la basura para que no impresionemos como un país de cuarto mundo. Todo esto funcionaba bien hasta que este gobierno le aplicó su ineficacia y abandono. Luego hay que tener un solo mensaje publicitario (no dos distintos) y con un nivel de inversión por lo menos igual a lo que invierten países competidores cercanos.
Ahora, concentrémonos en el turismo interno, mas fácil de aplicar acciones e ir midiendo los resultados. Por ejemplo, hay que lograr una lista oficial de sitios, hoteles y atractivos turísticos (muchos desconocidos). El Museo de la Biodiversidad, por ejemplo, tiene una exhibición titulada “Panamá es el museo”, que debe formar parte del inicio de una lista official.
Entonces, (para ayer) un viceministro encargado de la reparación y mantenimiento de la carretera Interamericana y que este funcionario no haga más nada que eso, evitando ser consumido por la burocracia inútil de un ministro cuyo único mérito para el puesto parece ser que es “amigo del vice”. Con la carretera de hoy, lo cual equivale a no tenerla, no es posible desarrollar el turismo interno en serio.
Además, hay una novedosa idea que se está probando con mucho éxito en otros países y que debemos considerar para Panamá: se trata de la jornada laboral de 4 días, permitiendo mayor descanso a sus trabajadores y sus familias. Algunos han llamado el modelo “flexiviernes”.
En empresas en las que han aplicado el modelo (industrias, sobre todo) se ha aumentado la productividad 95% (según investigaciones del diario El Espectador de Colombia). En este modelo el trabajador puede escoger los 4 días que trabaja y el día libre que toma, siendo el viernes el favorito.
¿Imaginan lo que ocurriría si todos los fines de semana fueran largos o “puentes” para el turismo interno hacia el interior del país?
¡Sería una inyección productora automática de empleos para el interior de la República, a la vez que un gran alivio familiar para una gran parte de nuestra población trabajadora, motivando a su vez un aumento de la productividad de todos!
Me parece que esta idea podría ser estudiada y adoptada por la Gran Alianza por Panamá, cuya mayoría de organizaciones miembros son micro y pequeños productores del corazón interiorano de nuestra economía.
Es hora de prender el ‘switch’ positivo y producir ideas ya comprobadas en otros lares, que reduzcan el desempleo y generen nuevos crecimientos en áreas socialmente deprimidas. Total, las medidas creativas y generadoras siempre nacen del sector no gubernamental el motor de la economía.
El autor es presidente fundador del diario La Prensa.
