El artículo “Hamás, bajo la óptica militar y el derecho internacional”, publicado en La Prensa el 13 de febrero, omite un hecho clave: Hamás tomó rehenes. 256 personas, incluyendo niños y ancianos, que fueron secuestradas y utilizadas como moneda de cambio por terroristas juzgados y encarcelados por asesinar israelíes. Es inconcebible que el autor, quien se presenta como un experto en relaciones internacionales, haya omitido este crimen atroz en su análisis.
Israel ha declarado en varias ocasiones que la guerra terminará una vez que todos los rehenes sean devueltos. Sin embargo, Hamás sigue utilizándolos como herramienta de negociación, prolongando el conflicto a expensas de vidas inocentes. Además, los terroristas que están siendo intercambiados por los rehenes israelíes son personas con sangre en las manos, responsables de asesinar a civiles israelíes.
Cualquier país del mundo civilizado defendería a sus ciudadanos si fueran secuestrados por terroristas. La narrativa de que Israel simplemente “invadió” Gaza sin contexto y que actúa bajo la “ira” distorsiona la realidad. Hamás perpetró la mayor masacre de judíos desde el Holocausto y respondió con la toma de rehenes, un crimen de guerra sin atenuantes. Entre los rehenes secuestrados se encontraba la familia Bibas, cuya madre, Shiri, junto a sus dos pequeños hijos, Ariel de 4 años y Kfir de 9 meses, fueron brutalmente asesinados por Hamás. Este acto atroz demuestra la barbarie de quienes continúan justificando a este grupo terrorista.
Hamás usa a civiles gazatíes como escudos humanos y dispara misiles desde infraestructuras civiles apuntando a poblaciones israelíes, un triple crimen de guerra. Sin embargo, la ONU evita condenar a Hamás y calla ante sus crímenes. ¿Dónde estaba la ONU cuando violaron a mujeres, cuando tomaron rehenes, cuando dejaron de condenar este acto? ¿Cómo pueden llamar desmesurada la respuesta de Israel cuando no existe una respuesta proporcional al secuestro de bebés y la masacre de civiles? Exigir proporcionalidad ante semejante barbarie es ignorar la realidad del conflicto y justificar lo injustificable.
Hamás miente inflando los números de bajas sin diferenciar entre terroristas y civiles. La proporción de terroristas eliminados versus las bajas civiles es de 1:1, ratio inferior, por ejemplo, al 1:9 de Mosul. Los esfuerzos israelíes para evitar bajas civiles en la batalla urbana están siendo estudiados por ejércitos occidentales para futuros conflictos urbanos.
No aceptemos mentiras, tampoco manipulaciones. La narrativa impuesta por la qatarí Al-Jazeera presenta como angelitos a los genocidas de Hamás, nazis del siglo XXI, asesinos de judíos, israelíes y de todo occidental opuestos a su interpretación de la Sharia, incluyendo a quienes les apoyan ignorantes que están tejiendo el nudo de su propia horca.
El autor es Licenciado en Educación e Historia Universidad Hebrea de Jerusalén.

