Uno de los hallazgos más preocupantes de las pruebas PISA 2018 para Panamá es que menos del 1% de los alumnos distingue una opinión de un dato. Los resultados en el 2009 fueron idénticos.
En conversación con La Prensa (7 diciembre 2019), el responsable del informe y analista de PISA, Daniel Salinas, señaló que “en el contexto de una sociedad cada vez más digitalizada, en la que los rumores y las informaciones no verificadas se abren paso con facilidad, es apremiante que los ciudadanos, especialmente los más jóvenes, se doten de instrumentos con los que puedan blindarse ante la mentira y la manipulación”.
Un artículo titulado “Así es como las redes sociales pueden favorecer la proliferación de noticias falsas”, publicado en National Geographic España (3 de mayo 2024), hace referencia al trabajo de investigación del Dr. Gordon Pennycook, psicólogo de la Universidad de Cornell, donde documenta que las personas tienen el doble de probabilidades de compartir titulares falsos que concordaban políticamente con sus ideas.
Los ‘cuentos’ pesan más que las ‘cuentas’
Construimos narrativas de satanización y descalificación basadas en opiniones, consignas y eslóganes que poco tienen que ver con la realidad. En redes sociales se impulsan matrices de opinión sin presentar evidencia. En particular, la satanización de la iniciativa privada en Panamá se encuentra muy arraigada en el imaginario colectivo. Sin embargo, 2 de cada 3 empleos privados en nuestro país corresponden a trabajadores informales y empleados de empresas con menos de 10 colaboradores (INEC, agosto 2023). En agricultura es 92%, industria 64%, construcción 67%, comercio 54%, logística 63% y hoteles/restaurantes 55%. Los microempresarios formales e informales son el corazón del empleo.
Gobernabilidad y Grado de Inversión
Luego del fallo de inconstitucionalidad de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en noviembre del año pasado, la pérdida del Grado de Inversión era cuestión de tiempo. El pronunciamiento de Fitch Ratings no fue sorpresa, pero sí su recurrente referencia al deterioro de la gobernabilidad en el país. Su informe del 28 de marzo del 2024 comienza señalando: “La rebaja de la calificación de Panamá a ‘BB+’ refleja desafíos fiscales y de gobernanza que se han visto agravados por los acontecimientos que rodearon el cierre de la mina más grande del país”.
Finaliza su primer párrafo indicando: “El cierre de la mina de cobre de Minera Panamá complica aún más las perspectivas fiscales y pone de relieve los crecientes desafíos de gobernanza”. El planteamiento de Fitch coincide con advertencias de The Economist (julio 2020 y marzo 2021), en relación a que la pérdida de confianza y la inefectividad del Gobierno en un entorno de presión populista representan un grave riesgo para las inversiones en nuestro país.
¿Leyes populistas?
El populismo y la desconexión con la realidad económica del país pueden ser caldo de cultivo para la gestación de leyes sin sentido. El Índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP), publicado por la Cámara de Comercio, Agricultura e Industria de Panamá (Cciap) para el mes de abril 2024, registró 79 puntos, con una disminución de 5 puntos, en comparación con la medición de enero 2024, debido a la incertidumbre económica y laboral.
Esta incertidumbre se traduce en cautela a la hora de consumir y, en consecuencia, genera inestabilidad en la demanda de productos y servicios. La economía panameña enfrenta un problema de consumo. De hecho, la Asociación Panameña de Centros Comerciales (Apacecom) ha propuesto “un día sin Itbms” por trimestre para estimular el consumo.
Ronald Reagan solía decir que “el mejor programa social del mundo es un empleo”. Eso implica estimular el consumo y la inversión privada.
Necesitamos conocer la realidad económica y financiera del país
A los desafíos fiscales mencionados por Fitch se agrega la grave crisis de liquidez en la economía, ocasionada por factores como la deuda de $2,000 millones del Gobierno a sus proveedores, $2,700 millones menos en financiamientos bancarios al sector productivo nacional (2023 vs 2019), y el colapso de los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED), que en el 2023 totalizaron $2,014.6 millones, cifra 30.7% inferior al 2022 y prácticamente la mitad de los $3,921 millones recibidos en el 2019. Este fenómeno es sintomático de la incertidumbre económica que vive el país y lo poco que se sabe sobre la realidad. “El que no sabe es como el que no ve”. Conocer la situación real es el primer paso hacia la construcción de confianza. Sin confianza no habrá inversiones, empleos y mucho menos “chen chen” en el bolsillo de nadie.
El autor es asesor empresarial.