Cualesquiera que sean las intenciones finales del presidente Trump, es innegable que la frase “Estados Unidos Primero”, que utiliza con frecuencia como consigna, tiene connotaciones que no deben tomarse a la ligera. Es evidente que este demente ególatra, que logró conquistar ambas cámaras del Congreso y obtuvo 77 millones de votos, sueña con restaurar el viejo modelo imperialista de expansión y aumentar la influencia política, económica, cultural, mediática y militar de Estados Unidos más allá de sus fronteras naturales.
En su visión, las demás naciones no importan; los valores compartidos como el cambio climático, las enfermedades, la pobreza y la proliferación nuclear son irrelevantes. Lo único que importa es la competencia diaria: ser el primero en todo y por encima de todos, sin importar los medios.
Curiosamente, una frase del antiguo himno alemán, considerada nazi y eliminada del actual himno oficial, decía: “Deutschland über alles” (“Alemania primero”). Esta frase refleja un pensamiento similar al de Trump. Hitler promovió inicialmente una visión mesiánica, que después se radicalizó con una ideología racista que llevó al genocidio, la limpieza étnica y millones de muertes. Afortunadamente, los nazis no lograron su objetivo final, pero su ideología nefasta sigue inspirando a algunos hoy en día.
Volviendo a las acciones de Trump, como si no fuera suficiente con sus barrabasadas recientes, acaba de estrenar un ejemplo de lo que sería la corrupción institucionalizada en Estados Unidos. El presidente acaba de ordenar la suspensión de la aplicación de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA), que imponía severas sanciones a las empresas norteamericanas que pagaran sobornos a gobiernos extranjeros.
Para Trump, esta medida elimina los impedimentos legales que hasta ahora obstaculizaban la posibilidad de que Estados Unidos participara en negocios corruptos. De esta forma, Estados Unidos competirá en igualdad de condiciones con otros países y empresas que hacen del soborno y la corrupción su principal estrategia para hacer negocios con gobiernos corruptos. ¡Que lo celebren los empresarios y gobiernos corruptos de todo el mundo!
Finalmente, una frase de reflexión en tiempos como los actuales: En 1936, durante una ceremonia en los Juegos Olímpicos, los espectadores alemanes y otros aliados de los nazis gritaron a Hitler: “Wir gehören Dir” (“Te pertenecemos”).
Rezo para que el pueblo estadounidense y sus instituciones políticas reaccionen a tiempo para defender la democracia, de lo contrario, será difícil para Estados Unidos ofrecerle al mundo, y a América Latina en particular, un mejor ejemplo de dignidad, respeto, solidaridad y libre determinación, valores que todos merecemos y que debemos defender como naciones libres y soberanas.
El autor es escritor y pintor.