Desde septiembre de 1978, nuestro país asumió la declaración de Alma Ata, que planteó la importancia de la atención primaria en salud (APS) como estrategia para mejorar los niveles de salud de la población. Sin embargo, desde entonces, nuestro bicefálico sistema de salud continúa centrado en la enfermedad, con acciones curativas, esporádicas, para atender problemas específicos, tocando a la población solo cuando está enferma, por lo que algunos piensan que en lugar de llamarse Ministerio de Salud debería ser “Ministerio de la Enfermedad”. Se ha preferido inaugurar hospitales sin planificar el recurso humano necesario, en lugar de hacer una estrategia para evitar que las personas lleguen ahí, desconociendo las determinantes sociales de la salud, perpetuando viejos problemas como la falta de medicamentos e insumos, largas listas de espera para ser atendidos, mora quirúrgica y mala atención en los servicios de urgencias.
¿A qué se debe esto? Probablemente, por falta de voluntad política, al designar en los cargos directivos a buenos amigos o copartidarios sin la adecuada formación, que terminan siendo malos gerentes, lo que, sumado a la falta de una visión clara de lo que se requiere, llevan la salud de nuestro país a la ineficiencia , profundizando la insatisfacción de los ciudadanos y la posibilidad de tener una población sana, productiva, con mejor calidad de vida.
Se trata de evitar, si es posible, que las personas se enfermen, porque “Mas vale prevenir que curar”. Un ejemplo típico es la poliomielitis, que dejaba grandes secuelas y hoy se puede prevenir con vacunas. Imaginemos hacer algo parecido con la grave epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles como la obesidad, hipertensión o la diabetes, el impacto positivo sería espectacular al mejorar el acceso a los servicios de salud con la posibilidad de influir en los estilos de vida de la sociedad, para acompañarlos hacia una vida saludable. dando los primeros pasos hacia una verdadera transformación de la salud en nuestro país. Para ello, la APS debe ser integral, considerando al individuo como un ser biosicosocial y no solamente como un enfermo, tomando en cuenta la interacción con su entorno, la familia, su trabajo y la comunidad. Además, debe ser integrada, continua, permanente y de calidad, donde armonizan desde la prevención de enfermedades, promoción de la salud, curación, rehabilitación y la reinserción social en todos los niveles de la estructura y la red de servicios.
Un sistema eficiente de APS debe cambiar el modelo de esperar que los pacientes vengan al sistema cuando estén enfermos y dejar de considerar a los médicos generales, familiares o comunitarios como simples referidores a los médicos especialistas, para que mediante la capacitación, docencia e investigación se conviertan en líderes de las transformaciones de prevención y promoción, evaluándolos no solo por la cantidad de pacientes que atienden, sino por la cantidad de población sana que logran mantener alejada de los hospitales, en pleno disfrute de sus condiciones de vida, convirtiéndose en la puerta de entrada al sistema, el cual debe ser fácilmente accesible, utilizando toda la tecnología disponible, incluyendo los teléfonos y dispositivos móviles, internet de las cosas, inteligencia artificial y telemedicina.
Se requieren pequeñas infraestructuras, pero con una nueva actitud, cerca de la gente, capaz de resolver al menos el 80% de la demanda, trabajando en equipos multidisciplinarios e intersectoriales, con acciones programadas, evaluación continua, transparencia y rendición de cuentas, comprometidos con la vida y los derechos de las personas, con participación activa de la comunidad como protagonistas desde la planificación de las acciones sanitarias, convirtiéndolos en corresponsables de su salud. Nos urge mejorar la gestión, especialmente el uso eficiente de los escasos recursos disponibles, que no alcanzan para atender todas las necesidades. Estos son algunos de los grandes retos, incluyendo un nuevo pacto social que deberá enfrentar el próximo gobierno nacional, si quiere mejorar la salud de la población migrando de los hospitales a la comunidad.
El autor es economista de la salud

