Hoy por hoy



Un precandidato presidencial envió un mensaje amenazante, en el que expresó su pretensión de “prohibir” a este diario y a sus periodistas el uso de su nombre, imagen y cualquier información que le vinculara, luego de que La Prensa lo llamó para obtener su versión sobre una condena por estafa en su contra. El político deliberadamente ignora que, como figura pública que ha elegido ser –al pretender la silla presidencial–, ahora está sometido al escrutinio de medios y ciudadanos. Este precandidato no había hecho una amenaza semejante, pero, a la luz de un hecho que no lo favorece, reacciona como lo ha hecho un expresidente con cuentas pendientes con la ley y hasta un colega suyo, que anda en tan malos pasos que logró que su imagen esté vedada para este periódico. La absurda postura de este precandidato no difiere de las pretensiones de un cuestionado diputado del PRD, que pidió al Tribunal Electoral más regulaciones para los medios, advirtiendo que en las pasadas elecciones hubo “tolerancia”, pero que podría pasar lo que ya ocurre en México y Colombia: el asesinato de periodistas. Al menos ahora sabemos qué une a este precandidato con el resto de la fauna política existente.

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