La condena reciente en Estados Unidos de un empresario dedicado a obtener miles de millones de dólares a través de criptomonedas fraudulentas, así como su desaparecida socia –conocida como la “Cryptoqueen”– ha salpicado una vez más la imagen del país, gracias a la intervención de abogados locales que facilitaron sociedades y prestanombres para llevar a cabo sus actividades ilegales. El empresario entró al país en varias ocasiones en 2016; permanecía algunos días y luego se desplazaba a otros países de la región (Brasil, Perú, Colombia, para retornar a Europa y EU). Tampoco se ha demostrado interés en investigar el caso en Panamá, como si este escándalo de proporciones mundiales no tuviera nada que ver con nuestro país o como si no hubiese consecuencias. Como si fuera insuficiente la enorme cantidad de dinero que algunos políticos y empresarios de mal vivir esconden en Panamá, aquí se sigue recibiendo a extranjeros para hacer negocios que luego se convierten en escandalosos episodios que solo nos traen vergüenza, que sepultan y arrastran la bandera y el país entero en el fango de sus cuestionables negocios. Y cuando vienen las críticas son los primeros que exigen respeto, cuando ellos lucran de la desvergüenza y el delito.
Hoy por Hoy
18 sep 2023 - 05:01 AM