Hoy por Hoy



En medio de la efervescencia carnavalesca, tres candidatos presidenciales dirigieron su atención hacia las comarcas, cambiando las festividades callejeras por las montañas y las realidades de estas comunidades olvidadas. Son áreas históricamente relegadas, con el atractivo político reflejado en el crecimiento del padrón electoral que muestra un aumento poblacional significativo, evidentemente atractivo para los candidatos, pero la realidad subyacente es la persistencia de la pobreza. La repentina atención de los candidatos resalta la desconexión crónica entre promesas electorales y acciones concretas. A pesar de las palabras bien articuladas a lo largo de los años en diversas campañas, las comarcas continúan cerrando calles y carreteras para exigir atención a sus necesidades básicas: carreteras, potabilizadoras, escuelas y centros de salud. Sin embargo, el clamor constante de las comarcas requiere una estrategia de desarrollo integral y duradero. La inclusión genuina en el desarrollo del país no puede limitarse a épocas electorales ni a obras de infraestructura pública; debe convertirse en un compromiso constante y efectivo que transforme las palabras en acciones concretas. Es hora de dejar atrás la retórica vacía y abordar de manera integral las necesidades de estas comunidades marginadas, construyendo un país donde nadie se quede relegado.

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