Hoy por Hoy



Pocos días antes de concluir su mandato, el presidente saliente abandonó su eterno letargo para solicitar a la entidad gubernamental Anati tierras costeras en el Caribe, cerca de donde se ubican varias de sus fincas adyacentes al mar, en Colón. Esta petición es la forma menos digna de salir del Palacio de las Garzas, especialmente considerando que su gestión ha sido una de las peores de los últimos siete quinquenios. Su administración ha elevado la deuda a niveles sin precedentes, sin tener ninguna obra de infraestructura para mostrar, y ahora también pretende llevarse tierras estatales, sumándose a una larga lista de funcionarios que, en ejercicio de sus cargos, asaltaron al país pagando centavos por miles de hectáreas de costosos terrenos estatales. El exmandatario agrega su nombre a esa lista de sinvergüenzas que abusaron de la ley, en complicidad con funcionarios de la Anati, para quedarse con el patrimonio de todos los panameños a cambio de unos cuantos centavos. Bien podría cambiar la máscara con la que se muestra en la galería de presidentes por un parche en el ojo, digno de quienes en 1671 asaltaron nuestra ciudad.


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