Las protestas en la avenida Balboa y otros puntos del país reflejan un problema más profundo que la preocupación por las reformas a la Caja de Seguro Social: la falta de propuestas serias para garantizar el futuro de las jubilaciones. En su lugar, el país fue testigo de enfrentamientos que dejaron policías heridos, patrullas dañadas y propiedades afectadas.
Más grave aún fue la utilización del proyecto del Hospital del Niño como barricada, poniendo en riesgo no solo la obra en construcción, sino el hospital adyacente. La violencia no puede ser el camino ni la excusa. No es patriotismo lanzar bloques desde edificios o atacar a los agentes del orden.
Hasta ahora, los gremios que protestan no han presentado alternativas. Sin soluciones concretas, el problema solo se agravará. El derecho a la protesta es fundamental, pero con violencia y sin una dirección clara, solo se perpetúa el caos. Cuando la protesta se convierte en vandalismo, se pierde legitimidad.
El país necesita soluciones, no más enfrentamientos. La salida debe ser la participación pacífica y la presentación de propuestas viables.
