El escándalo de la planilla 172 expone, una vez más, las irregularidades en el manejo de fondos públicos en la Asamblea Nacional. Durante cinco años, este mecanismo permitió el uso discrecional de 134 millones de dólares bajo la sombra del clientelismo político. Su eliminación en 2024 no resuelve el problema de fondo: la falta de controles y sanciones efectivas para quienes abusaron del sistema. Una mayoría de los diputados responsables de ese despilfarro no fueron reelegidos, reflejo del rechazo ciudadano ante el uso irresponsable de los recursos del Estado. Los nuevos miembros de la Asamblea tienen ahora la oportunidad —y el mandato— de hacerlo diferente. No basta con cerrar una planilla; es urgente fortalecer los mecanismos de fiscalización, promover una gestión transparente y respaldar sanciones para quienes incurran en abusos. La legitimidad se gana con hechos, no con discursos. La ciudadanía debe mantenerse vigilante y exigir rendición de cuentas. Solo con presión constante y una participación activa podremos desmontar las estructuras que han protegido la corrupción por tanto tiempo. El cambio no vendrá solo: hay que empujarlo.
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Hoy por hoy: el despilfarro que no debe repetirse
25 mar 2025 - 05:03 AM