No hay nada nuevo que decir sobre la grave situación económica en la que nos encontramos. La pérdida del grado de inversión afectará a cada ciudadano. La reforma de la Caja del Seguro Social (CSS) es inaplazable.
Por años, hemos pateado una pelota que llegó a una pared. No hay espacio para retrasar una decisión dura, pero inevitable. Los diputados serán juzgados por sus acciones y, por más que intenten escudarse en discursos populistas, la realidad les estalla en la cara.
No hay futuro para la CSS sin reformar las pensiones. Es necesario aumentar la edad de jubilación y los aportes patronales y estatales. El viceministro de Finanzas, Fausto Fernández, advirtió que si no se toman medidas urgentes, el país podría tardar 20 años en recuperar su grado de inversión.
Si perdemos esa categoría, el país deberá destinar millones al pago de la deuda, afectando salud, educación e infraestructura. No hay tiempo para discursos vacíos. Es hora de decisiones responsables para el futuro.