El caso de los aumentos salariales en la Contraloría General de la República es un recordatorio más de la pésima práctica de manejar la planilla estatal como un botín político. Nombrar amigos, familiares y copartidarios, garantizar su permanencia a costa del erario y luego aumentar el gasto público sin respaldo presupuestario es una irresponsabilidad que no podemos seguir permitiendo. El excontralor Gerardo Solís prometió aumentos sin contar con los fondos necesarios, dejando a su sucesor, Anel Bolo Flores, con la tarea de revertir la medida. Pero el problema no es solo este episodio: la falta de profesionalización del servicio público afecta directamente la calidad de los servicios que el Estado debe garantizar a los ciudadanos. ¿Cuánto más podremos sostener este modelo insostenible? Mientras la planilla siga inflándose por intereses personales y partidarios, el país seguirá pagando la factura en forma de crisis fiscal, deficiencia institucional y descontento social. Es hora de acabar con esta politiquería disfrazada de gestión pública.
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Hoy por hoy: El precio de la politiquería en la planilla estatal
24 feb 2025 - 05:03 AM