Según Meduca, el 80% de los docentes decidió no atender el llamado a huelga convocado por los dirigentes magisteriales. Sin embargo, la educación sufrió igual el impacto negativo, ya que, ante el temor de posibles actos de violencia derivados de las protestas y la incertidumbre sobre la asistencia de los profesores, muchos padres prefirieron no enviar a sus hijos a clase, y algunas escuelas privadas optaron directamente por suspender labores. El resultado es claro: otro día perdido para la educación de miles de jóvenes panameños.
Es urgente renovar las dirigencias magisteriales y fomentar nuevos liderazgos propositivos, con una visión comprometida y alineada con los intereses superiores de los estudiantes y la comunidad educativa. El desempeño actual del sistema está muy lejos de asegurar el desarrollo que nuestros niños y jóvenes necesitan para afrontar un mundo cada día más competitivo. Las actuales dirigencias gremiales, aferradas a métodos del siglo pasado y sin compromiso con resultados tangibles, deben dar paso a nuevas visiones y prácticas. Nuestros estudiantes merecen líderes capaces de inspirar cambios positivos, porque en sus manos está el futuro del país.