Hace miles de años, los humanos migraban en pequeñas bandas, impulsados por el hambre o el clima. Hoy, la migración está determinada por líneas artificiales y burocracias en oficinas con aire acondicionado. Panamá es un puente entre mundos, pero también una bodega de almacenamiento humano. El gobierno estadounidense ha encontrado una solución a su dilema migratorio: exportar a quienes no puede devolver. Panamá, bajo presión y en un complejo ajedrez geopolítico, acepta la carga. Los 299 migrantes confinados en un hotel escriben en las ventanas pidiendo ayuda. Una niña afgana clama por salvar a las suyas. Su destino no es claro: serán trasladados a Darién antes de su repatriación. La historia enseña que los poderosos imponen reglas mientras pueden, pero ningún contrato político es eterno. ¿Cuánto tiempo podrá Panamá mantener esta función sin quebrar sus principios democráticos? En el fondo, la pregunta no es solo legal. ¿Seguimos siendo nómadas o hemos olvidado lo que significa ser libres?
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Hoy por hoy: Migrantes, encierro sin condena
19 feb 2025 - 05:00 AM