En una democracia, el cambio de modelo económico debe surgir del consenso, no de la imposición. Está en juego el futuro de todo un país. Para eso existen la libertad de expresión, el debate y las elecciones libres. Cualquiera tiene derecho a proponer cambios, por más radicales que sean, pero debe convencer a la mayoría con argumentos sólidos, no forzarlos a aceptar una visión particular del mundo. Cuando sindicatos o gremios, cuyo propósito es proteger intereses laborales y sociales, son utilizados como instrumentos de presión política, se desnaturaliza su función. Ya vivimos esta estrategia cuando se bloqueó al país en la administración pasada. El diálogo de Penonomé expuso la fragilidad de sus postulados, basados en un pensamiento único que rechaza cualquier disenso. En las elecciones, su proyecto político también fracasó: su candidata no obtuvo siquiera el respaldo pleno de su propio sindicato. Panamá no puede ser rehén de las utopías de un grupo de dirigentes que, incapaces de ganar con votos, pretenden imponerse a la fuerza.
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Hoy por hoy: Rehenes de minorías radicales
29 abr 2025 - 05:03 AM