El mundo está en constante cambio, pero hoy más que nunca, las alianzas y los intereses de las grandes potencias se transforman con una rapidez vertiginosa. Sus decisiones nos afectan directamente, mientras Panamá atraviesa un momento crítico: una economía frágil, problemas sociales profundos y una polarización política que nos divide aún más.
Vivimos en una sociedad donde la desconfianza impera, donde nadie cree en nadie. Y en este ambiente debemos tomar decisiones que marcarán nuestro futuro por décadas. No podemos permitirnos seguir atrapados en luchas estériles mientras el mundo avanza sin esperarnos.
Es momento de hacer una pausa y reflexionar. Dejemos de lado los intereses particulares o partidarios y busquemos puntos de encuentro. La única forma de enfrentar la incertidumbre global es con unidad y propósito. Panamá necesita más que nunca una visión compartida que nos permita avanzar juntos, con responsabilidad y esperanza.