Betania, un corregimiento ubicado en el corazón de la ciudad de Panamá, enfrenta un preocupante aumento en los índices de inseguridad. Con más de 51,600 habitantes y una diversidad socioeconómica que abarca desde clases bajas hasta medias-altas, la comunidad ha experimentado una transformación en su percepción y gestión de la seguridad vecinal.
Fortificaciones residenciales. Los residentes han implementado diversas medidas de seguridad en sus hogares:
Instalación de cámaras de vigilancia
Sensores de movimiento
Verjas fortificadas, serpentinas y cercas eléctricas
Alarmas y cerraduras reforzadas
A pesar de estos esfuerzos, los delincuentes han encontrado maneras de evadir las medidas, generando una sensación de encierro entre los habitantes. Las viviendas, en lugar de ser refugios seguros, se asemejan a prisiones para quienes las habitan.
Rutas de escape y desafíos de vigilancia. Las rutas utilizadas por los delincuentes —veredas, quebradas y entradas ocultas— representan un reto adicional. Betania cuenta con más de 30 accesos y 40 veredas internas. Muchas casas están ubicadas junto a lechos de quebradas, lo que dificulta el patrullaje y la vigilancia continua por parte de las autoridades.
Respuesta comunitaria y limitaciones institucionales. La comunidad ha tomado iniciativas como:
Organización de grupos de WhatsApp para alertas inmediatas (funcionan en algunos barrios)
Colocación de carteles disuasivos
Sin embargo, a pesar de contar con líneas directas a la Policía Nacional —como el 104 y el 311— y con vecinos vigilantes, la respuesta sigue limitada por la falta de personal, equipo y logística. Esta situación ha llevado a que muchos afectados opten por no presentar denuncias, lo que incrementa la frustración colectiva.
Los robos y delitos son cada vez más frecuentes. Pruebas tangibles se observan en la calle 71B Oeste, donde las casas cercanas al lecho de la quebrada son especialmente vulnerables. Las respuestas del Sistema Penal de Panamá suelen ser demasiado largas. En mi caso particular, he sido víctima de dos robos en los últimos dos meses.
Propuesta: Sistema de Alerta Preventiva (SAP). Como referencia a experiencias exitosas en otros países, se propone implementar el SAP, un mecanismo basado en:
Tecnología de geolocalización
Integración con redes vecinales digitales
Respuesta institucional inmediata
Complementado con el uso de drones, el SAP permitiría:
Monitoreo en tiempo real
Vigilancia de rutas de escape
Documentación de evidencia
Disuasión de actividades delictivas
Implementación de drones en seguridad comunitaria. En países como España, Estados Unidos y Brasil, los drones ya forman parte de los sistemas de vigilancia. Sus ventajas incluyen:
Llegar en menos de dos minutos al lugar de los hechos
Grabar en tiempo real
Reconocer zonas de riesgo
Asistir a las autoridades para actuar con mayor precisión y seguridad
Conclusión. El desafío es grande, pero también lo es la voluntad de cambio. La seguridad de Betania requiere un enfoque integral que combine una comunidad organizada, tecnología accesible y autoridades comprometidas. La prevención del delito no puede depender solo de muros altos, sino de una vigilancia colaborativa e inteligente.
Betania tiene el potencial de convertirse en un ejemplo de transformación si se adopta una estrategia moderna, integrada y humana. La seguridad es un derecho, no un privilegio. Defender ese derecho exige acción inmediata y coordinada.
El autor es residente en Betania.
