Para algunos, la inteligencia artificial (IA) acabará con todos los empleos… para otros es la solución a todos sus problemas. La reciente popularización de modelos de inteligencia artificial generativa (conocida también como IA Gen o en inglés Gen AI) como Chat GPT, ha generado interrogantes sobre el rol que jugará la IA en la esfera profesional.
La IA Gen es una tecnología avanzada que utiliza algoritmos para crear contenido, como textos o imágenes, aprendiendo patrones a partir de grandes volúmenes de datos, lo que le permite generar respuestas precisas a las instrucciones del usuario. Tomando en cuenta su potencial, los profesionales del derecho nos enfrentamos al desafío de descifrar cuál es la manera más efectiva y ética de incorporar la inteligencia artificial a nuestro trabajo.
Innegablemente el uso de la IA Gen conlleva múltiples ventajas para los abogados. Una de ellas es la optimización del tiempo, pues la IA Gen puede generar texto para escritos legales, resumir casos, categorizar información, entre otras tareas jurídicas. Al reducir la cantidad de tiempo utilizado normalmente en este tipo de tareas repetitivas, los abogados podrán manejar una mayor cantidad de clientes o concentrarse mayoritariamente en aspectos más complejos de su trabajo, agregando valor al servicio que ofrecen a sus clientes.
Además, la IA Gen supone un avance enorme para el mundo de la investigación jurídica. Hoy por hoy, existen compañías como Vlex, Thomson Reuters o LexisNexis que ofrecen a profesionales del derecho en países como Estados Unidos o Reino Unido suscripciones para utilizar sus modelos de IA que han incorporado generación RAG (Retrieval-Augmented Generation o Generación Aumentada por Recuperación). Este tipo de modelos de IA están programados para generar respuestas basándose exclusivamente en información extraída de una base de datos que contiene información de carácter legal, lo cual permite a la IA identificar sentencias o normas jurídicas con mayor precisión.
No obstante, existen algunas desventajas al uso de la IA Gen en el derecho. En primer lugar, los abogados deberán tomar con pinzas la información que extraigan de cualquiera de estos sistemas, pues se arriesgan a que las respuestas sean “alucinaciones”. Alucinación es el término técnico que se utiliza para referirse a información incorrecta proporcionada por un modelo de IA. Frecuentemente, estos datos “inventados” suelen sonar convincentes. Esto ocurre debido a que la IA en ocasiones proporciona respuestas únicamente basadas en patrones que ha aprendido, sin realmente tener como fundamento hechos reales o verificables.
Un estudio realizado por la Universidad Standford reveló que incluso las herramientas de inteligencia artificial específicas para el ámbito legal disponibles comercialmente no son inmunes a este problema. Por ejemplo, Lexis+ AI, herramienta de investigación jurídica de LexisNexis, produce respuestas precisas y fundamentadas en el 65% de las consultas, mientras que Westlaw AI, de Thomson Reuters, alcanza una tasa de precisión mucho más baja, del 41%. Aunque estas herramientas de IA son menos propensas a las alucinaciones que los modelos de propósito general como Chat GPT-4, aún requieren una evaluación crítica por parte de los usuarios.
Así lo demuestra el caso del abogado estadounidense Steven A. Schwartz, cuya historia recorrió el mundo. Tal como lo reportó The New York Times, en el caso Roberto Mata v. Avianca Airlines, Schwartz empleó Chat GPT para su investigación legal. Sin embargo, el modelo de IA generó jurisprudencia falsa e inexistente. Schwartz presentó esta información errónea en su escrito legal sin verificar su veracidad. Este suceso ejemplifica los riesgos del uso negligente de la IA en el ejercicio de la abogacía.
El uso de la IA en el derecho está en sus primeras etapas, pero ya es evidente que su impacto será profundo. Aunque ofrece enormes beneficios en términos de eficiencia, su implementación también supone retos éticos y prácticos que nos llaman a una reflexión constante. Dado que no existe un consenso sobre la mejor forma de integrar estas tecnologías a nuestra profesión, se mantiene la pregunta: ¿Cómo equilibrar la innovación tecnológica con la integridad y la responsabilidad profesional en el ejercicio del derecho?
La autora es abogada y candidata a maestría en Derecho (LL.M.) en Derecho Empresarial y Económico Internacional, Facultad de Derecho de la Universidad de Georgetown.