La situación política del país está inmanejable, menos para los incapaces en el poder. No tienen legitimidad, ni cara para exigir sacrificios a la población cuando solo los vemos envueltos en tramas de corrupción , en el " que hay pa’ mí”… Ese es el meollo del asunto. Por esta razón, han decidido " bañarse en regadera”, dilapidando los recursos del Estado, inventando sobornitos , coimitas para acallar los malestares de una sociedad y un gobierno agonizantes y en corrupción .
El alto costo del combustible es un problema mundial, no solo de Panamá. En otros países han tomado medidas racionales para aminorar los efectos del mismo, con el concurso de la población y medidas de austeridad implantadas en la misma administración gubernamental. El precio por galón de combustible al que se han comprometido los actuales gobernantes inútiles, cobardes e irresponsables, en nombre del Estado panameño, es insostenible, porque todos los ingresos del Estado disminuyen y aumentaron las erogaciones por actos de corrupción.
Los políticos solo piensan en la corrupción, planillas para botellas, licitaciones y contratos amañados, nepotismo absurdo y descarado, y el servicio a la estratosférica deuda pública. La escena que se aprecia es que los políticos en el poder están desgarrando el país como hienas hambrientas a una presa moribunda, como si supieran que es su último acto y pretenden saciarse hasta la bulimia.
La falta de reconocimiento y de respeto que demuestra el pueblo hacia las autoridades proviene de los actos de corrupción cada vez más desvergonzados, que han sido expuestos y que son permitidos con la complicidad general y participación de los funcionarios a cargo de controlarlos, lo más probable a cambio de unas migajas.
El ridículo mayúsculo que hace la justicia panameña, maniatada por incompetencia e ignorancia inexcusable de algunos funcionarios a cargo y por la vileza y falta de escrúpulos de maleantes investidos como abogados defensores de culpables evidentes, que esgrimen argumentos en que hacen uso de triquiñuelas que han sido implantadas en códigos y en la Constitución por los diputados para su propio beneficio y que ahora son utilizadas maligna y profusamente para dilatar, viciar y anular los procesos judiciales y permitir la liberación de culpables evadiendo, ralentizando las condenas por todos los delitos cometidos por políticos y personas de alcurnia. Solo se condena a los pobres por robar una gallina, cazar una iguana, talar un árbol o robar un celular. ¡Eso es totalmente inaceptable! Frecuentemente, los jueces emiten condenas irrisorias por delitos mayúsculos, que hace sospechar que para burlar la ley solo hay que comprar o alquilar un juez o fiscal.
En la mesa de negociaciones en Penonomé han planteado alrededor de ocho puntos, algunos de los cuales ningún Gobierno responsable puede aceptar comprometerse a realizar, a menos que la intención sea dejar un campo minado a un rival en las próximas elecciones, actitud típica de políticos envidiosos e inescrupulosos, como la implantación del precio ridículo del Metro, subsidios insostenibles que han convertido en conformistas y parásitos a panameños antes trabajadores.
Algunas de las demandas solo sería razonable regular con la libre oferta y demanda, con un incremento de la producción. Hay que permitir que los agricultores ganen lo justo para incentivar el retorno al campo con posibilidades de empleo bien pagado y bienestar. Las ciudades deben dejar de ser una incubadora de delincuentes interioranos y permitirles que regresen al campo a una vida digna.
El autor es ingeniero civil.
