Ya se acabaron las fiestas de fin de año y nuevamente nos vemos mirando hacia lo que nos depara el 2025. En inglés enero se dice “January” en honor al dios Janus de la mitología romana, el dios de las puertas y el cual es representado como un hombre con dos caras: una mirando hacia atrás y otra hacia adelante. Por ende, en enero nos ponemos a listar algunos de los temas en el nuevo año para una agenda llena de páginas en blanco y mucha ilusión.
Para Panamá, ya podemos anticipar un 2025 muy movido producto de las elecciones norteamericanas que resultaron en el sorprendente regreso de Donald Trump a la presidencia. El periodo entre las elecciones y la toma de posesión este próximo 20 de enero ha sido acaparado por Trump en la medida que el actual presidente Joe Biden ha prácticamente desaparecido de la palestra, su vice Kamala Harris también y el Partido Demócrata a la deriva en busca de una reestructuración y líder para llevarlo a cabo. Este hecho le ha dado a Trump rienda suelta para alinear su equipo y trazar a grandes rasgos lo que desea lograr en estos próximos cuatro años.
Ya nos encontramos en el “top of mind” de las cosas que le llaman la atención a Trump cuando de manera sorpresiva declara que nuestro canal de alguna manera es lesivo para los Estados Unidos. El cambio brusco de un presidente prácticamente desaparecido a uno que a diario suelta temas cual picaflor en un día de verano, tiene a medio mundo a punta de Tafil con solo pensar de lo caótico que fue la pasada administración Trump. Estados Unidos está abrumado de déficits trillonarios y deudas que a porcentaje de PIB sobrepasan el 120% cuando el promedio desde 1940 al 2023 era de 66%. Me temo que está tan enraizada la burocracia norteamericana que los esfuerzos quedarán en nada en la medida que el partido demócrata, ahora en oposición, con sus aliados en la prensa tendrán artículos de portada de lo trágico que sería perder este o aquel programa tan “necesario” para el bienestar público. La motosierra argentina después de un año exitoso, con más por venir en este año, nos da la esperanza de que dado su éxito será una receta exportable a nuestros países con urgentes necesidades de adelgazamiento. En Panamá, el nuevo presupuesto para el 2025 del alcalde Mayer Mizrachi con recortes por el orden de $100,000,000 es una grata señal de que sí se puede.
También tenemos las reformas a la Caja de Seguro Social con el pulseo de las distintas facciones de la asamblea con el ejecutivo que seguramente resultarán en “chicha aguada” dada la necesidad de asegurar los votos para aprobar algo.
En cuanto a nuestro canal, si es que logramos un cese al fuego, está la urgente necesidad de garantizar las nuevas fuentes de agua para el lago Gatún. Las incipientes protestas de los moradores del área del Río Indio ya se perfilan como levadura para protestas de los sectores que se oponen a todo lo que sea progreso para una de las principales fuentes de empleo y recursos para el país. Estoy convencido de que hacer el canal nuevamente desde cero en el contexto de hoy sería imposible. Y finalmente, en ese orden de ideas está el tema de qué es lo que pasará con la mina. Después de las protestas, allí está, sola y abandonada, mientras el mundo pide a gritos nuevas fuentes de cobre, el metal imprescindible para la sociedad del siglo 21.
Allí está, algunos ingredientes con algo de picante para la sopa del año nuevo.
El autor es director de la Fundación Libertad.
