En los últimos años, el mundo laboral ha cambiado de manera impresionante. La pandemia global llevó a empresas y trabajadores a adaptarse a una forma de trabajo que, hasta entonces, parecía lejana: el teletrabajo. Gigantes de la consultoría como Apple, Amazon, Google y Nvidia Corporation, junto con muchas otras empresas de diferentes sectores, adoptaron el trabajo virtual no como una opción, sino como una necesidad. Sin embargo, en tiempos recientes, estas mismas empresas han comenzado a promover el regreso a la oficina cinco días a la semana, una decisión que ha suscitado tanto apoyo como desacuerdo.
Desde mi punto de vista, la decisión de volver a la oficina a tiempo completo es una apuesta por rescatar la esencia del trabajo colaborativo y la sinergia que se genera en un entorno compartido. Es innegable que el trabajo remoto ha brindado flexibilidad y ha demostrado que muchas tareas pueden realizarse desde cualquier lugar. Sin embargo, también ha puesto de relieve limitaciones, especialmente en lo que respecta a la colaboración y cohesión del equipo.
El trabajo presencial favorece una comunicación más rica y matizada, donde el lenguaje corporal y las interacciones espontáneas son fundamentales. Estos aspectos son difíciles de replicar en un entorno virtual, donde las conversaciones tienden a ser más estructuradas y menos orgánicas. Además, la oficina ofrece un ambiente diseñado para fomentar la concentración y la productividad, alejando las distracciones del hogar que pueden interferir con el trabajo desde casa.
En el ámbito de los servicios profesionales, la presencia física puede ser aún más crucial. La confianza y las relaciones que se establecen cara a cara son esenciales para el éxito en este sector. La posibilidad de reunirse con colegas y clientes en un entorno profesional aporta un valor significativo que, muchas veces, se traduce en una mejor comprensión de las necesidades y en soluciones más efectivas.
Por otro lado, es fundamental entender que el regreso a la oficina no debe ser una imposición rígida. Las empresas deben reconocer que el entorno actual ha cambiado y que los empleados valoran la posibilidad de mantener cierta flexibilidad. Un enfoque híbrido podría ser la solución ideal, permitiendo a los trabajadores disfrutar de los beneficios del trabajo en persona, mientras conservan parte de la autonomía que el teletrabajo les ha ofrecido.
La legislación laboral y de seguridad social en muchos países, incluyendo Panamá, debe adaptarse a estos nuevos tiempos de relaciones laborales híbridas. En este sentido, es vital impulsar cambios legislativos que recojan esta nueva forma de jornadas laborales y diseñar políticas salariales, horarios y prestaciones alineadas con las necesidades de las personas que se han ido incorporando al mercado laboral.
Las contribuciones a la seguridad social también necesitan rediseñarse para incluir a un gran número de trabajadores independientes que operan desde sus casas o en espacios de co-working y que no encuentran motivos para contribuir a la seguridad social, pensando que quizás nunca la necesiten o porque no se ven recibiendo una jubilación digna en el futuro.
Las discusiones que se están llevando a cabo en las mesas de trabajo sobre la Caja de Seguro Social (CSS) deberían abordar este tema, ampliando la base de personas que contribuyen a la CSS. Es crucial comunicar de manera clara a esta población joven los beneficios que obtendrán cuando finalice su vida laboral y deseen optar por una jubilación, así como el acceso a servicios médicos de calidad en el momento oportuno.
La decisión de determinadas empresas tecnológicas y de otros sectores de volver a la oficina cinco días a la semana es un intento de revivir la colaboración y la productividad, características del trabajo en equipo. Aunque el trabajo virtual ha llegado para quedarse en cierta medida, la oficina sigue siendo un espacio vital para la innovación y el servicio profesional. La clave estará en encontrar el equilibrio adecuado que responda a las necesidades tanto de la empresa como de sus empleados, mientras los gobiernos adaptan las contribuciones y prestaciones de la Seguridad Social a la nueva realidad laboral que la pandemia ha dejado como legado.
Consultor/Country Managing Partner – EY