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La Chorrera, su biblioteca y su posibilidad

Hace poco, en la Biblioteca Pública Hortensio De Icaza de La Chorrera, recibimos la visita sorpresa del nuevo alcalde, el señor Eloy Chong. En lo personal, me pareció una persona preocupada por el estado de la biblioteca y con intenciones de ayudar a este equipamiento cultural de suma importancia para la comunidad, porque las bibliotecas son parte de un ecosistema de la cultura que tienen un papel relevante en la construcción de la democracia y el desarrollo. De hecho, la población de La Chorrera y sus 18 corregimientos ha crecido en los últimos años que en realidad una sola biblioteca ya es poco.

Hace mucho tiempo escribí un artículo donde decía que La Chorrera es una aldea donde La Tulivieja, el Hombre del Saco, el Padre sin Cabeza, los duendes, las brujas y la Silampa, ya no salían como habitualmente sucedía en el pasado. Era un artículo lleno de ironía donde realmente hacía una crítica al desarrollo desordenado de un pueblo que espantaba hasta a sus seres mitológicos. En esos momentos las personas aún podían bañarse en las aguas del Chorro de La Chorrera donde ahora ni La Tulivieja quiere mojarse.

Quiero aprovechar la visita del señor alcalde a la biblioteca pública, no para centrarme solo en esta institución cultural, de suma importancia como ya lo he mencionado, sino que, más allá de la cumbia, la piña y el bollo, La Chorrera puede ofrecer más a su propia gente como modelo de desarrollo desde la cultura.

La Chorrera tiene todas las posibilidades para apostar por el desarrollo cultural que sirva de desencadenante catalizador de transformaciones relevantes en el tejido social de un pueblo que ha crecido divorciado de un verdadero desarrollo que gestione la convivencia social desde sus múltiples posibilidades. Parte de una de una política cultural local radica en tener claro que la cultura es algo que está implícito en todos los sectores y que sirve como organismo para generar escenarios de participación y construcción ciudadana desde la convivencia y acciones diversas que mejoran la calidad de vida de la población.

Si hacemos una lectura urbana de La Chorrera, por ejemplo, veremos que es una ciudad hostil para sus ciudadanos. No se puede caminar seguro por el centro y el trabajo informal es una radiografía social de un problema que será un verdadero desafío para la alcaldía, porque no se trata de prohibir que la gente humilde se gane la vida, sino de que haya orden y cierta estética urbana, porque ahora mismo el centro de La Chorrera es un mercado persa. El parque Tomás Martín Feuillet, por ejemplo, es un verdadero caos.

La Chorrera podría tener ciclovías, aceras y parques amigables, una casa de cultura como espacio para generar propuestas creativas, un museo digno, un teatro, un centro cultural de fomento del pensamiento creativo y recuperar el diálogo con la naturaleza que perdimos hace tiempo. ¿Por qué los chorreranos tenemos que viajar para caminar en el Parque Omar de la ciudad? Basta con ver la cantidad de áreas verdes en La Chorrera que las autoridades podrían gestionar para hacer un parque.

Volvamos a la biblioteca pública de La Chorrera que lleva el nombre de un ilustre poeta y escritor chorrerano. Si miramos con visión este viejo edificio podemos ver el potencial que tienen sus espacios. Hace poco la diputada de La Chorrera, Patsy C. Lee R., hizo un post donde dejaba su enorme impresión al conocer la Biblioteca Pública de Boquete y finaliza expresando su interés por rescatar la Biblioteca de La Chorrera. Creo que hacía mucho tiempo que ningún político había pensado en la biblioteca. Ahora tenemos a un alcalde y una diputada preocupados por el tema; tenemos una Ley de bibliotecas y, además, el Ministerio de Cultura tiene a su cargo estos importantes equipamientos.

Solo quiero dejar este mensaje a nuestras autoridades: La Biblioteca pública de La Chorrera no solo necesita cambiar un techo, mejorar la iluminación, su fachada, etc. Necesita una reingeniería total, automatización de archivos, formación del personal, distribución y accesibilidad espacial, actualización del acervo, una sala infantil y juvenil, en fin, la biblioteca es un espacio de construcción democrática donde urge que la comunidad tenga acceso a la información y a espacios de discusión, formación y trabajo colectivo. Las bibliotecas colaboran con la sociedad en la búsqueda de solucionar problemas y por eso deben ser atendidas.

Cierro con una pregunta, ¿cuál es el valor social que tienen las bibliotecas en la comunidad y en el desarrollo? La respuesta depende del concepto que les den las autoridades a las metas del desarrollo. Las decisiones que tomen y los recursos que destinen a estas nobles instituciones dependerá del sentido que tengan de palabras como lectura, libro, escritura y biblioteca. Si las autoridades locales de La Chorrera logran hacer lo que nadie ha hecho en la historia de Panamá Oeste en términos de cultura, serán ejemplo para el resto del país donde las bibliotecas están esperando en silencio salir de la oscuridad.

El autor es escritor.


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