El debate es un componente fundamental de la ciencia y de la cultura, como un medio para identificar y encarar los problemas que nos plantea la realidad. Por eso, el debate sobre la minería dista mucho de estar cancelado, en cuanto hace parte de otro, más amplio y complejo, sobre el agotamiento del modelo de desarrollo dominante en el Istmo desde el siglo XVI, cuyo legado económico, político y cultural está profundamente arraigado en nuestro sentido común.
En esencia, ese modelo se ha fundamentado en la explotación extensiva de ventajas comparativas. Tales han sido los casos del uso del agua en el corredor interoceánico y la transformación de bosques en potreros a lo largo de las sabanas de la vertiente del Pacífico del Istmo. Tal es, ahora, el caso de la minería a cielo abierto.
Al propio tiempo, Panamá –como el resto de las sociedades del planeta- necesita pasar a un desarrollo sustentado en el fomento de sus ventajas competitivas, desde la abundancia de agua y biodiversidad al aprovechamiento integral de las vías de tránsito interoceánico presentes en el Istmo, y en particular en el desarrollo de las capacidades y el talento de nuestra población. Esa necesidad demanda un planteamiento que estimule y facilite su debate.
En esa tarea, las ciencias –las de lo natural y las de lo humano– contribuirán a crear el entorno cultural y político más adecuado para examinar las oportunidades que ofrece esta transición para avanzar hacia una sociedad próspera, inclusiva, sostenible y democrática. De no encararlo así, seguiremos siendo víctimas del pragmatismo vulgar dominante en nuestra cultura y nuestra vida política, que el sentido común promueve incluso como una virtud.
Aquí radica, además, el riesgo de vernos aislados del debate global sobre el tema, cuando la transición en que ya estamos inmersos es global, y no meramente local. La ciencia nos ayudará a crecer con el mundo para ayudarlo a crecer. No estamos solos en esto: la transición existe para todos en los riesgos que plantea como en las oportunidades que ofrece, si sabemos identificarlas a tiempo en su necesidad y su posibilidad.
El autor es humanista e integrante de Ciencia en Panamá.

