En 24 ó 30 meses se acabarán las reservas de la Caja de Seguro Social (CSS), frente a la realidad matemática de ser más lo que se lleva que lo que se pone en el sistema de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), ante un método diseñado para gente que antaño moría rápido, no siendo ese el caso de hoy. Esto implica la necesidad de subir el monto de las cuotas, la cantidad de cuotas y la edad de jubilación. Pero aun haciéndolo, ya existe un enorme hoyo que se agrandó en el tiempo y debe ser tapado.
De no hacerse una reforma inmediata luego de un responsable análisis técnico, se profundizará la escasez de recursos de la Caja, porque sus inversiones se utilizarán para pagar el sistema de IVM hasta que no haya nada. Esto producirá que 300 mil jubilados se queden sin su pensión, peor cuando la mayoría de ellos viven de su jubilación. Habría una bancarrota gigantesca en la población y una reducción enorme en el tamaño de la economía, desde que se dejen de meter 180 millones de dólares mensuales en la calle, que es lo que paga en cuotas el Seguro Social.
El tema es grave, pero el presidente de la República dijo a través de cercanos asesores que, por falta de capital político, no hará nada, prefiriendo llamar a la OIT (que de seguro dirá lo mismo que la junta técnica actuarial en el sentido de aumentar las medidas paramétricas y cuya opinión tampoco está de más) para que ésta planifique las reformas que se requieran y se ejecuten los cambios a partir de próximos periodos. Porque introducir el tema del Seguro Social ahora sería, según este gobierno, incluir en el ambiente nacional un asunto que altera el clima necesario para la recuperación económica y la creación de nuevas plazas de trabajo.
Cortizo Cohen anunció en marzo pasado que el 50% de los ingresos mínimos anuales por extracción de cobre serán para el IVM, unos 190 millones de dólares que apenas cubrirían un solo mes de cuotas que paga la CSS.
El Conato, por su parte, pretende -mediante un proyecto de ley que ingresó en la Asamblea Nacional-, abolir el sistema de cuentas individuales que más o menos funciona, debiendo mejorarse porque los parámetros son insuficientes, pero que tiene plata. La idea de Conato es tomar ese dinero y colocarlo en el programa de beneficio definido, que es un pozo sin fondo y vacío. Le estarían quitando dinero a los jóvenes para que los longevos puedan seguir cobrando su jubilación, hasta que no haya dinero para nadie. No solamente se arruinarán los dos sistemas, al no cambiarse los parámetros, sino que transferirá los ahorros de los jóvenes a los menos jóvenes, esos a los que no les ha dado la gana de transformar el sistema para que el Seguro Social no termine quebrado.
El problema fundamental al sacar mucha más plata de la que se deposita y con parámetros inadecuados, ante un sistema generoso en extremo, es el desequilibrio en el régimen de pensiones. Pero entonces, el presidente se consolida como cómplice de la irresponsabilidad y cobardía política de recientes mandatarios, que con su inacción mantendrá los desequilibrios del IVM y ampliará su creciente déficit.
Para salir del paso, Cortizo Cohen anunció en marzo pasado que el 50% de los ingresos mínimos anuales por extracción de cobre serán para el IVM, unos 190 millones de dólares que apenas cubrirían un solo mes de cuotas que paga la CSS. Mientras que un 20% de esos mismos ingresos mínimos anuales de la minería, unos 75 millones de dólares, servirán para que ningún jubilado o pensionado reciba menos de 350 dólares mensuales. Aparte de que esto no soluciona el problema en lo más mínimo, se estaría utilizando plata de todos los panameños para dizque resolver el problema de 300 mil jubilados. Peor, quitando 265 millones de dólares al año que resolverían necesidades básicas en salud, educación e infraestructura.
Si el modelo no se hace sostenible, la introducción de dinero, que además es efímero, solo servirá para incrementar la agonía y avecinar la quiebra.
El autor es abogado