La descentralización descentralizada



Hace pocos días se revelaron los datos de una danza de millones que fueron repartidos a distintas juntas comunales por medio de la Autoridad Nacional de Descentralización (AND). Dicha autoridad, creada a través del Decreto Ejecutivo 587 de 2020, tiene como objetivo agilizar y girar fondos para proyectos realmente prioritarios para la población de cada municipio y corregimiento. Sin embargo, ese objetivo se ve descentralizado por manos políticas que buscan ganar votos para poder estar en el poder cinco años más.

Y es que esta danza de millones se hizo efectiva principalmente a juntas comunales cuyos representantes son del partido oficial y de otros partidos afines, y además se realizó poco antes de las elecciones primarias del partido oficial.

Lo repugnante de esto es que estos millones no se ven reflejados en obras necesarias para cada comunidad, sino que se aprecia el despilfarro de dinero en propaganda políticas, compras de bicicletas, lavadoras y neveras, compras de bonos de combustibles para dárselos a los votantes, compra o alquileres de vehículos y buses para asegurarse de que los votantes asistan.

Es por eso que la descentralización ha sido descentralizada. Los objetivos de estos fondos se esfumaron en la compra de votos.

Si se hace un recorrido por cada junta comunal, el sentir del pueblo es de indignación pues no ven sustentado cómo se invirtieron los miles de dólares que AND giró a su corregimiento. Es increíble cómo el dinero se gasta en lo que no debería gastarse.

Más preocupante saber que las necesidades de cada corregimiento siguen en aumento. Las carreteras en total abandono, siendo algunas una trampa de muerte. Falta de ordenamiento territorial, de aceras en las comunidades, de puentes elevados para los peatones en lugares que lo exigen como escuelas o centros comerciales. Lamentablemente, corren a hacer obras cuando pasa una desgracia y no cuando realmente se debe, pues el dinero está pero se gasta en politiquería. Qué desidia ver hospitales cayéndose y sin medicamentos. Qué ironía que muchas familias no tengan agua en sus hogares.

¿Cómo es posible que en Panamá muchos estudiantes dejan las escuelas porque sus padres no tienen cómo cubrir los gastos educativos? ¿Cómo es posible que mueran niños en las comarcas por falta de puentes y se lanzan a crecidas de ríos con el fin de estudiar y cumplir un sueño que se ve desvanecido por las secuelas de la corrupción y la malversación de los fondos públicos? ¿Cuántos niños van a la escuelas sin un bocado de comida? ¿Cuántas escuelas cayéndose a pedazos no solamente en áreas rurales sino en las mismas ciudades? ¿Cuántos padres mueven cielo y tierra y se endeudan por años en pagar la educación de sus hijos? ¿Por qué los diputados y gobernantes, sabiendo las necesidades que tiene el país, abusan de su poder y saquean los recursos del Estado?

Llama mucho la atención que el Ejecutivo haya perdido los sentidos y se hace de la “vista gorda” y de “oídos sordos” ante tanto escándalo. La Contraloría se ha vuelto como el abogado defensor de los malversadores del gobierno. Pero, ¿qué podemos esperar de un contralor que fue nombrado por los diputados con meses de anticipación a empezar sus funciones, como diciendo “aquí, éste es nuestro elegido para cubrir nuestras fechorías”?

¡Urge centralizar los fondos de la descentralización! ¡Basta de despilfarrar miles de dólares en campañas! El dinero no debe invertirse en comprar votos y conciencias. Si se invierte como se debe, muchos de los problemas y necesidades serían resueltos y los panameños gozarían de la construcción y mantenimientos de obras sociales para el bienestar de todos.

El autor es trabajador independiente


LAS MÁS LEÍDAS