Un efecto “post traumático” de la pandemia de la covid-19 ha sido el desarrollo de un sentido de alerta, a veces paranoico, sobre la posibilidad de otra pandemia. Han servido de “gatillo” para estas reacciones la aparición de casos por la viruela del mono en el 2022 y más recientemente el tema de la gripe aviar, la cual ha captado una porción significativa de la atención popular.
Por eso, creo prudente ofrecer a mis lectores, una breve reseña ilustrativa de la historia, evolución y actualidad de los casos humanos de gripe aviar o Influenza A altamente patógena (H5N1), reportados hasta la fecha del presente escrito. Estos casos representan un ejemplo actual del riesgo que las llamadas “zoonosis” pueden representar para la salud pública.
Según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una “zoonosis” es “una enfermedad infecciosa que ha pasado de un animal a humanos”.
Los microbios causantes podrían ser bacterias, virus o parásitos transmitidos por contacto directo con animales infectados o a través de los alimentos, el agua o el medio ambiente.
La gripe aviar aparece inicialmente en Asia, Europa y África alrededor del comienzo del nuevo milenio. En el año 2020 y procedente de la región de Eurasia aparecen casos esporádicos de gripe en aves migratorias con una nueva variante de la manada o “clade” del H5N1, designado como 2.3.4.4b. La tendencia prosigue hasta fines del año 2021 cuando se detecta tal condición en aves migratorias y fincas comerciales de ganado lechero en Estados Unidos. En el caso de la gripe aviar su propagación en varias especies de vertebrados, incluyendo aves y mamíferos, la ha convertido en una verdadera “pan-zoonosis”, lo cual denominamos técnicamente una “panzootia”. Entre las especies afectadas, se cuentan los zorrillos, gatos, zarigüeyas y alpacas. Además, su extensión geográfica abarca desde el polo norte (afectando osos polares) hasta el polo sur (afectando focas).
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) informan que desde marzo del 2024 se han reportado 3 casos consistentes con un diagnóstico de gripe aviar en humanos por la cepa H5N1 en tres fincas distintas de ese país. La CDC reporta algunas primicias sobre esta cepa. Es la primera vez que se detecta en ganado lechero en más de ochenta fincas de nueve estados de ese país y son los primeros casos documentados de transmisión de ganado lechero a humanos.
Dos casos fueron detectados en el estado de Michigan y uno en Texas. Los tres casos ocurren tras contacto con vacas lecheras. Todos adolecían de conjuntivitis (enrojecimiento de los ojos) y un caso tenía adicionalmente síntomas respiratorios altos (moquera, tos y dolor de garganta). Ningún caso requirió hospitalización, todos fueron aislados, recibieron tratamiento antiviral (oseltamivir) y no hubo propagación de contactos. Todos se recuperaron rápidamente y sin secuelas. Hasta la fecha, la gripe aviar no se transmite de persona a persona. Más bien se ha transmitido por vía de contacto directo con leche o fluidos de vacas infectadas o inhalación de partículas de virus de animales infectados.
Y la última primicia que quiero mencionar justo se reportó en días pasados. Un paciente adulto en México fue diagnosticado como portador del virus de la gripe aviar, con un nuevo sublinaje, el H5N2. El caso era complejo, y el paciente fallece, lo más seguro de complicaciones de sus enfermedades subyacentes. Es importante recalcar que tanto las autoridades de salud de México como la OMS han concordado que la muerte en ese caso fue causada por las enfermedades de fondo y no por la gripe aviar.
Es importante entender que al presente no hay ninguna indicación de que la gripe aviar, aun cuando haya infectado ganado lechero, represente una amenaza pública de epidemia o en el peor caso de pandemia. Y si se dieran brotes importantes, ya existen un par de moléculas candidatas para constituir una vacuna acorde con una potencial emergencia sanitaria. Más tranquilizador aún, es el hecho de que existen medicamentos antivirales efectivos como el oseltamivir, también conocido como Tamiflu.
Quiero concluir esta entrega, aclarando mi intención de educar en salud y no causar una alarma de salud pública. El mejor testimonio de protección contra futuras pandemias es un público y un gobierno educado en salud, caminándoles por delante a cualquier amenaza que pueda atentar contra nuestra estabilidad social y sanitaria. Al presente la gripe aviar no se transmite de persona a persona, pero todo virus tiene la capacidad de mutar a cepas altamente contagiosas. Más aún, somos un país altamente productor avícola y de productos lácteos, lo cual hace imperativo el monitoreo sanitario y la vigilancia epidemiológica.
La autora es médica pediatra e investigadora